Me sorprendió.
Obviamente deseaba, como todos los enfrentamientos con los vecinos, ganar, y
como se dice habitualmente, de cualquier manera.
Pero realmente ayer Racing me dio más que esa mínima satisfacción.
Desde el primer minuto y con el aliento de los hinchas racinguistas que,
como siempre, se hizo sentir durante todo el encuentro, Racing ejerció una gran
presión sobre todas las líneas de Independiente, jugando en su campo y tratando
de recuperar la pelota cerca del área, algo que al “rojo” lo alteró y lo
desubicó de tal manera que no le dio posibilidad de tomarse un respiro, de hacer
una pausa.
Además se dio algo importante, los jugadores que más veníamos criticando
comenzaron a acertar en su juego y esa confianza le dio seguridad al juego del equipo.
Todos tuvieron más participación, todos querían la pelota, y eso llevó al
equipo a crecer de tal forma que, quizás, como hace mucho tiempo, llevó al
rival más importante en la vida de Racing, a no poder hacer pie en ninguna sus
líneas.
Creo que Racing jugó el mejor clásico de Avellaneda desde hace mucho
tiempo, porque tuvo no solo actitud sino autoridad, presencia y dominio total
del partido durante todo el tiempo, avasallándolo de tal manera que lo destruyó
anímicamente.
Hubo dentro de un gran trabajo de equipo, jugadores que volvieron a ser los
del 2014, como Bou y Aued, quienes realmente parecía que hubieran sido intercambiados
por aquellos del Racing Campeón.
Sin dudas era un partido especial por lo que paso en la semana con las
declaraciones de Orión, Álvarez y fundamentalmente las de Lisandro López, que
sumadas a las de Zielinski, sin duda revolucionaron la vida interna del plantel
lo que parece a la vista de lo sucedido, trajo sus frutos.
No era lógico decir o escuchar, que el tirarse atrás contra Huracán era culpa
del cuerpo técnico y de los jugadores, alguna de las dos partes tenía más
responsabilidad que la otra, pero por suerte se vio que esta vez hubo coincidencia
de conceptos para jugar el clásico, porque pudimos observar como nunca antes
desde que asumió el “Ruso” como técnico, a un Racing que juntaba mejor sus
líneas, que no se refugió en su área y que aún ganando siempre quiso más, aún
desde los cambios, y eso fue muy positivo, por eso digo que me sorprendió.
Fue el partido perfecto con el resultado soñado, fue un triunfo que, como me dijo mi hijo, “vale y se festeja como un campeonato” y debe
ser el punto de partida para que este plantel entienda que pueden ser
protagonistas, porque hicieron un gran trabajo, como hace mucho tiempo no
veía, donde lo que más me hizo sentir feliz, fue la solidez que mostró el
equipo, la categoría en el juego que impuso
durante los noventa minutos y la seguridad con que disputó cada pelota.
Sabemos por historia y por haberlos vivido, que estos partidos son una bisagra
anímica para el plantel, por eso este triunfo, sumado a la forma en que se
logró, lo catapulta de tal manera que podemos confiar que en la Bombonera,
Racing puede volver a realizar una gran tarea y nuevamente lograr un triunfo
importante para seguir peleando arriba.
Hasta pronto.