Las
mismas caras, los mismos jugadores, el mismo equipo.
Sistemas
de juego diferentes.
4
técnicos en 11 partidos.
2
puntos, 3 goles a favor, 19 en contra.
Cifras
más apropiadas para un equipo amateur de un torneo de barrio, pero que hoy
distinguen a este Racing.
Un plantel
que está haciendo méritos todos los partidos, para alcanzar el descenso lo antes
posible.
Un
equipo que ya no nos despierta ningún interés por verlo, ilusionándonos cada
vez que cambia el técnico, sin darnos cuenta que quizás el dilema es otro, porque estos jugadores no
respondieron en cancha a ninguno de ellos.
Racing
no ha mostrado mejoría en su juego y en sus movimientos, desarticulándose fecha
tras fecha, con jugadores que deambulan por la cancha cometiendo errores
infantiles, lo que evidentemente no permite avizorar ningún progreso, pero sí
vislumbrar un futuro para nada auspicioso.
Llama la
atención que todos los jugadores tengan tan bajo rendimiento, lo que permite
suponer que Racing tiene un problema de fondo que solucionar -que
no es el del fondo de la tabla- y está insertado en la raíz del plantel, en el
grupo y que posiblemente tenga que ver más, con una cuestión interna, que con
el juego propiamente dicho.
Ningún
técnico podrá resolver lo futbolístico, si primero ellos no solucionan ese
aparente conflicto que los turba y los tiene desconcentrados, porque los
números demuestran que por lo menos, desde el escenario donde actúan los
fines de semana no hay respuestas convincentes.
Hasta
pronto.