miércoles, 15 de mayo de 2019

Este final no debe opacar el gran logro de este equipo.

Lo que esperábamos todos los hinchas pudimos verlo en el primer tiempo.

El retorno de la intensidad, la circulación, los espacios ocupados, la presión, todo lo que este equipo había mostrado en el torneo donde se consagró campeón y que fue reconocido por el mundo futbolístico.

De allí los dos goles que emparejaban la serie, que incluso pudieron ser más, porque Tigre estaba totalmente desorientado, pero que no se dieron entre otras, porque la de “Pol” Fernández da en el palo y porque Cvitanich, que normalmente no falla, anoche no acertó en las que tuvo.

El equipo del primer tiempo es el que nos llena y nos da satisfacción, porque demuestra que se puede volver a confiar en ellos para el próximo torneo y para la Copa Libertadores, obviamente mientras siga Coudet, que es quien le impuso su sello.

Pero en el segundo tiempo el equipo bajó mucho su rendimiento y tanto a los volantes como los delanteros las piernas ya no le respondía como en los primeros cuarenta y cinco minutos que sumado a las lesiones contribuyeron a disminuir más su intensidad, su presión y sus llegadas, y entre un Racing que no podía y un Tigre que ya pensaba en los penales, llegó esa pelota cruzada y el zapatazo que se mete en un ángulo.

Que Arias pudo haber hecho más…que el chico Muccio (creo que Coudet lo puso porque debía ser el único que tenía resto físico en el banco) careció de experiencia para marcar al lateral… y sí, pero fue un gol inmerecido e inesperado por lo que se veía.

Pero el fútbol es así.

Creo que hoy pudimos apreciar que Racing cuenta con un central como Sigali que es un lujo de zaguero y al que hay que hacer un esfuerzo para retenerlo, que con “Licha” adentro el equipo se contagia de lo que él siente, que este es el Solari que deseamos ver siempre, el que no se estaciona en la derecha, sino el que rompe líneas y pisa el área permanentemente y con la agradable sorpresa de un Andrés Ríos con un nivel que puede ser una gran alternativa para el “Chacho” no solo como delantero sino también como volante.

Es cierto todo lo que dijo el “Chacho” sobre el desgaste y que se quedaron “sin nafta”, porque lo que mostró Racing en los partidos que jugó en este torneo de relleno, era que se iba desintegrando cada vez más y hoy fue con el último esbozo de orgullo que casi logra lo buscado, pero a fuer de ser sincero no creo que hubiera avanzado más de una semifinal, porque quedó en evidencia que lo que parecía entero por fuera, se resquebrajaba por dentro y las lesiones están a la vista.

No sé si en la historia del fútbol, un campeón de un torneo volvió a jugar otro a los quince días, ya que normalmente cuando se terminan los campeonatos cortos o largos el equipo que logra el título festeja y se va de vacaciones, hasta su regreso a la pretemporada.

Es evidente que a ningún hincha le gusta quedar afuera de un torneo, pero debemos reconocer que el esfuerzo que hizo este plantel para lograr el título fue enorme y ese desgaste se paga en algún momento, por eso creo que este final no debe opacar el gran logro de este equipo, que consiguió lo que realmente deseábamos, que era poder festejar un nuevo campeonato y eso a mí me hizo feliz.

Por supuesto que hay muchas cosas para corregir si es que queremos un Racing grande que sea “deportivo ganar siempre” y eso se logra a partir de una decisión dirigencia a la hora de mentalizarse para lograrlo, buscando coincidir con manager y cuerpo técnico sobre la calidad de jugadores a incorporar.

Esperemos que este descanso genere nuevas energías y nos encuentre en el segundo semestre con un plantel reforzado con jugadores de carácter y personalidad como los que supieron llegar en el último año, contando que el “Chacho” Coudet continuará al frente del mismo.

Hasta pronto.
                                                                                                                        

domingo, 12 de mayo de 2019

Tan cerca…tan lejos.

Después del partido de hoy no dan ganas ni de hablar, ni de escribir, ni de nada…solo tengo ganas de cerrar los ojos y borrar de mi mente lo que vi, porque así, como viene jugando, Racing debe cambiar mucho, diría totalmente, para pasar de ronda.

Pareciera que todo un plantel entró en una nube que le ha quitado las ideas, la fuerza, la concentración y la convicción que tuvo en el torneo anterior, porque nada funciona, ni el arquero hoy nos pudo salvar.

Por momentos es indescifrable lo que hace el equipo en el campo de juego, se lo nota inseguro, disperso, impreciso, distraído, con fallas que no son aceptables en figuras importantes, llegando siempre tarde a las marcas y pasando de largo inocentemente ante cualquier amague.

Es como que perdió esa confianza que siempre tuvo para ir a buscar el encuentro y el resultado fue que el cambio de Cardozo por Cristaldo, marcaba un poco lo que buscaba el “Chacho”, que era emparejar el medio campo, pero, aunque me duela, también jugar más al empate que al triunfo.

Yo tuve esa sensación, quizás lo hizo porque vio que el equipo no le respondía, pero a pesar del cambio llegó lo que se presumía, por un error grave de Donatti, que además quedó descolocado junto a Saravia y que a continúa con otra falla de Orban, el cachetazo del primer tanto de Tigre, a través de Montillo.

Y entonces dio la sensación de que el equipo reaccionaba, pero todo el esfuerzo se esfumaba al tener la pelota porque no había ideas y se finalizó tirando centros de los costados a un área lleno de rivales que ganaron siempre de arriba y de abajo.

Cuando faltaban unos 30 minutos, Lisandro a la cancha, más como emblema, como el líder que podía quizás cambiar la historia del encuentro, que por su peso porque venía de una lesión y con mucha falta de futbol,  afuera Saravia, que va bajando el nivel cada vez más.

Después Casierra para ver si pescaba alguna por ahí, por el flaco Donatti, quizás para cuidarlo para la revancha porque solo había un gol de diferencia, pero todo siguió de la misma forma con una posesión apática de la pelota hasta que llegó lo impensado, resultado de una gran maniobra de Menossi, pero de una inocencia profesional preocupante por parte de los cinco o seis jugadores que lo rodeaban...para no creer.

Inquieta este momento, porque Coudet remarca siempre que hay que dejar de lado  la relajación, pero esto no se corta, se va alargando, y eso lo compromete no solo a él como técnico, sino que involucra a todo un plantel que no muestra signos de reacción.

Pensaba en este Racing, tan cerca…tan lejos.

Digo tan cerca, porque solo hace un poco más de un mes que se consagró campeón, liderando durante 22 encuentros y mostrando en la mayoría de ellos, un  juego intenso, con ritmo, con un medio campo que llegaba al gol, con delanteros incisivos y con una defensa sólida que daba seguridad.

Pero hoy este equipo parece estar tan lejos, que debemos  retroceder varios años para encontrar un momento de desconcierto similar, que espero no confunda al técnico que ahora sí, deberá apelar a toda su capacidad y sabiduría para cambiarle la cabeza con vistas a la revancha en el Cilindro.

Ojalá Dios lo ilumine y el plantel se de cuenta que no es una cuestión de declaraciones, es una cuestión de personalidad y de entender que Racing es un grande y es el campeón, y eso hay que demostrarlo en la cancha.

Hasta pronto.



domingo, 5 de mayo de 2019

Un equipo que funciona con baja tensión.

Hablaba la semana pasada de lo complicado que es retomar el ritmo de un campeonato después de haber logrado el título máximo del mismo y decía entonces que en ese instante es como que cuerpo y alma se aflojan, dejándose llevar dentro de una nube plena de felicidad durante unos cuantos días.

Tratando de hacer una comparación, algo similar le paso a River cuando después de ganarle a Boca en España la final por la Copa Libertadores, al retomar actividad después de tomarse un descanso perdió 3 encuentros consecutivos.( Defensa, Unión y Patronato).

Si bien hay un compromiso desde la obligación profesional, no deja uno de sentirse todavía colmado de placer por el logro obtenido, entonces el cuerpo es como que no percibe ese estrés que genera la alta competición permanente y el volver a empezar parece no ser sencillo.

También llama la atención la cantidad de lesiones musculares que se están dando y aplicando solo el sentido común, tengo la sensación de que todo está relacionado a la lógica relajación que invadió a un plantel que cargó con una mochila pesada sobre sus espaldas durante 22 partidos.

Respecto del partido, Racing en el primer tiempo apareció como un equipo muy largo, con  jugadores sin reacción y lejos unos de otros, desconectados, que le daban a sus rivales la posibilidad de recibir con tranquilidad y manejar casi a gusto la pelota, que por suerte, salvo en una sola jugada donde un Arias atento se jugo todo, insinuaba más de lo que concretaba

Con un medio campo de rendimientos muy bajos,  solo intentó  llegar a Andujar  con centros desde los costados través de las subidas de Saravia, que no encuentra su mejor nivel y de Soto, quien si ha levantado mucho el suyo haciendo lo que siempre hizo, arriesgar buscando salir jugando, pero ahora lo hace con más seguridad,  con más confianza.

El segundo tiempo, con un rival un poco más cansado por el esfuerzo realizado en la primera mitad y con un Racing que de a poco fue despertando de ese largo letargo en el que está inmerso, con un mejor trabajo de Zaracho, de Soto y de un jugador que realmente sorprende por su ductilidad y personalidad, Dominguez, de lo mejor del equipo.

A medida que corría el reloj, Estudiantes ubicaba más delanteros y menos defensores y eso permitió que la Academia tuviera más campo para el contragolpe generando algunas jugadas para abrir el marcador que  no se concretaron por buenas intervenciones de Andujar  o por fallas en la definición y por la toma de malas decisiones en el pase final.

En síntesis, Racing hasta ahora parece un equipo que funciona con baja tensión, un equipo al que le bajaron la llave y sin la energía plena ya no rinde ni física ni mentalmente, por lo que debe buscar el modo de recuperar el alto voltaje que le permita sacudirse esa modorra, esa sensación de embotamiento de los sentidos, para poder reencontrarse con el juego que lo caracterizaba y que lo llevó a consagrarse campeón.

Racing por el gol de visitante pasó a la próxima ronda de encuentros, esta vez frente a un rival que tiene muy poco que perder, pero mucho que ganar, porque ya está descendido y esa carga ya no la sufrirá, mientras que nuestra querida Academia deberá dar muestras de una mejora futbolística, para seguir avanzando y aspirar a jugar la final de esta Copa de la SuperLiga.

Hasta pronto.