Lo que esperábamos todos los hinchas pudimos verlo
en el primer tiempo.
El retorno de la intensidad, la circulación, los
espacios ocupados, la presión, todo lo que este equipo había mostrado en el torneo
donde se consagró campeón y que fue reconocido por el mundo futbolístico.
De allí los dos goles que emparejaban la serie, que
incluso pudieron ser más, porque Tigre estaba totalmente desorientado, pero que
no se dieron entre otras, porque la de “Pol” Fernández da en el palo y porque
Cvitanich, que normalmente no falla, anoche no acertó en las que tuvo.
El equipo del primer tiempo es el que nos llena y
nos da satisfacción, porque demuestra que se puede volver a confiar en ellos
para el próximo torneo y para la Copa Libertadores, obviamente mientras siga
Coudet, que es quien le impuso su sello.
Pero en el segundo tiempo el equipo bajó mucho su
rendimiento y tanto a los volantes como los delanteros las piernas ya no le
respondía como en los primeros cuarenta y cinco minutos que sumado a las
lesiones contribuyeron a disminuir más su intensidad, su presión y sus
llegadas, y entre un Racing que no podía y un Tigre que ya pensaba en los
penales, llegó esa pelota cruzada y el zapatazo que se mete en un ángulo.
Que Arias pudo haber hecho más…que el chico Muccio (creo
que Coudet lo puso porque debía ser el único que tenía resto físico en el
banco) careció de experiencia para marcar al lateral… y sí, pero fue un gol inmerecido
e inesperado por lo que se veía.
Pero el fútbol es así.
Creo que hoy pudimos apreciar que Racing cuenta con
un central como Sigali que es un lujo de zaguero y al que hay que hacer un
esfuerzo para retenerlo, que con “Licha” adentro el equipo se contagia de lo
que él siente, que este es el Solari que deseamos ver siempre, el que no se
estaciona en la derecha, sino el que rompe líneas y pisa el área
permanentemente y con la agradable sorpresa de un Andrés Ríos con un nivel que puede
ser una gran alternativa para el “Chacho” no solo como delantero sino también como
volante.
Es cierto todo lo que dijo el “Chacho” sobre el
desgaste y que se quedaron “sin nafta”, porque lo que mostró Racing en los
partidos que jugó en este torneo de relleno, era que se iba desintegrando cada
vez más y hoy fue con el último esbozo de orgullo que casi logra lo buscado, pero a
fuer de ser sincero no creo que hubiera avanzado más de una semifinal, porque
quedó en evidencia que lo que parecía entero por fuera, se resquebrajaba por
dentro y las lesiones están a la vista.
No sé si en la historia del fútbol, un campeón de un
torneo volvió a jugar otro a los quince días, ya que normalmente cuando se
terminan los campeonatos cortos o largos el equipo que logra el título festeja
y se va de vacaciones, hasta su regreso a la pretemporada.
Es evidente que a ningún hincha le gusta quedar
afuera de un torneo, pero debemos reconocer que el esfuerzo que hizo este
plantel para lograr el título fue enorme y ese desgaste se paga en algún
momento, por eso creo que este final no debe
opacar el gran logro de este equipo, que consiguió lo que realmente deseábamos,
que era poder festejar un nuevo campeonato y eso a mí me hizo feliz.
Por supuesto que hay muchas cosas para corregir si
es que queremos un Racing grande que sea “deportivo ganar siempre” y eso se
logra a partir de una decisión dirigencia a la hora de mentalizarse para
lograrlo, buscando coincidir con manager y cuerpo técnico sobre la calidad de
jugadores a incorporar.
Esperemos que este descanso genere nuevas energías y
nos encuentre en el segundo semestre con un plantel reforzado con jugadores de
carácter y personalidad como los que supieron llegar en el último año, contando
que el “Chacho” Coudet continuará al frente del mismo.
Hasta pronto.