Como hincha siento tristeza y bronca, porque es una derrota que duele, golpea y deja mucho para reflexionar, dado que Racing se mostró como un equipo frágil desde la estructura y frágil desde la respuesta anímica.
Todo lo que estoy diciendo lo vi reflejado en lo
endeble de una defensa central, que además de los errores que cometieron sufrieron el
no tener por delante un volante de marca como antes (el mismo Neri Domínguezy/o
Mauricio Martínez, ahora devenidos en centrales).
Con volantes que transformaron la tenencia con un
toqueteo sin ton ni son y que al perder el balón no retroceden a tiempo para ayudar en la recuperación, lo
que les permite a sus adversarios (como este Atlético lleno de suplentes) aprovecharse
de esos espacios para llegar con facilidad hasta el arco defendido por Arias y prácticamente
concretar cada vez que se lo propuso.
Era como que mientras Racing abría sus puertas su rival las cerraba y entonces ese dominio y tenencia de la pelota que triunfa en las estadísticas, terminó siendo abúlico, pues no se evidenciaba en el juego al no contar con variantes ofensivas, sin desbordes por afuera y sin superar los mano a mano, finalizando con un resultado que lo muestra como un equipo entregado y hasta con cierta falta de actitud, lo que me llevó a pensar, si escondía alguna causa que como consecuencia lo llevara a tener esta deprimente actuación.
Tanto que quedaba de lado la lesión de un Melgarejo cuando estaba jugando su mejor partido, el extraordinario gol de Martínez y el esfuerzo de un “Licha” que a pesar de vivir en soledad, no tuvo suerte en las situaciones de gol.
Sabemos que una buena idea puede ser brillante si se
elige bien a los que la ejecutan y por ahora parece que eso no está sucediendo,
porque hay jugadores que parecen no responder a la confianza que el técnico les
brinda, pero Beccacece, todavía tiene mucho margen para corregir y/o cambiar
sus planes, para encontrarle solución a este dilema.
Hasta pronto.