Los hinchas de Racing, como lo expresaron muchos en la redes, sentíamos que era difícil que ayer, este equipo pudiera tener una actuación que le permitiera ganar esta Copa, pero por lo menos esperábamos un comportamiento acorde a una final.
Sin embargo hay algo que está por encima de los
resultados y es la actitud, la personalidad y la convicción para enfrentar este
tipo de partidos, que en otras derrotas se pudieron observar a pesar de haber
perdido, aunque también es verdad que en los últimos tres enfrentamientos esas virtudes no aparecieron.
Entonces hay algo más profundo que parece convivir
en el espíritu de los jugadores que deben enfrentarse al equipo riverplatense,
si bien es cierto que técnicos como Merlo y Cocca pudieron superar la historia
y lograr buenos resultados, que incluso lo llevaron a ser campeones.
Para lograr eso Pizzi volvió a confiar en una formación
que no viene rindiendo y con un medio
campo que no recupera, insistió en pasarlo por arriba jugando a la segunda
pelota a través de lanzamientos largos desde el fondo, por lo que creo hubiera sido
mejor ubicar volantes más combativos y no a un Neri Domínguez sin ritmo (más útil
en la línea de fondo), a un Rojas que nuevamente comenzó como queriéndose mostrar
a través de un buen disparo al arco, pero que terminó cometiendo errores increíbles,
sin encontrar su lugar en el mundo y a un Miranda que volvió a defeccionar otra
vez con un muy bajo nivel de juego.
Es le permitió a los volantes y laterales rivales,
moverse con total libertad sin ser contrarrestados, a tener una supremacía en
esa zona y a sumarse a los delanteros para enfrentar la línea de fondo de
Racing y de un tiro de esquina River a través de Borre que sorprende desde atrás,
logra ponerse en ventaja.
Así y todo y sin tener la pelota, Racing casi empata
el partido con el disparo de Chancalay en el palo, pero todo quedaba muy
reducido a lo que podía lograr Copetti en su solitaria lucha, porque Reniero
otra vez intermitente se fue desdibujando y terminó lesionado.
El ingreso de Moreno en el segundo tiempo le quito al
equipo un referente más ofensivo, pero le dio más equilibrio al medio campo y
durante los primeros 25 minutos es como que Racing por lo menos contrarrestaba
un poco el juego de los volantes de River, pero Pizzi introduce dos cambios que
vuelven a hacer más frágil el medio campo académico: Cvitanich por Nery
Dominguez para acompañar a Copetti y la “inentendible” entrada de Piatti, totalmente falto de fútbol por
Rojas, cuando podrían haber sido Lovera o Alcaraz.
Inmediatamente después hay una situación que señala la falta de picardía o sapiencia de cómo se juega una final y es cuando Enzo Pérez, comienza la jugada previa al segundo gol, que sale de entre tres jugadores académicos y después supera a dos más, sin que ninguno lo interrumpa en su maniobra.
A partir de allí, el temblor se convirtió en
terremoto y se pudo ver como el equipo iba quedanto despatarrado en el suelo,
mirando como River se floreaba, mientras los hinchas veíamos sufríamos una la
historia que volvía a repetirse.
Otra vez una goleaba, otra vez 3 goles en 4 minutos,
otra vez jugadores impotentes, superados facilmente, y un técnico que sigue sin
encontrar el rumbo, otra vez un golpe al corazón del hincha con una cantidad
de goles que ofenden, humillan y hace que no se pueda confiar más en muchos
de ellos, por lo que espero vean todos juntos el video del partido y hagan una sincera autocrítica
sobre todo lo mal que están haciendo hace tiempo, sea por los motivos que fuere.
Siento que Racing frente a River sufre “ataque de pánico” un trastorno que lo va paralizando hasta dejarlo indefenso y destruido anímicamente, sin reacción, donde todos se miran pero nadie dice nada, en síntesis desnudando a un equipo que no cree en sí mismo.
Espero que Pizzi con sus decisiones le entregue al plantel un mensaje mucho mas certero y profundo que el de hacerse responsable de la derrota, introduciendo las modificaciones necesarias para que el equipo pueda recuperar de a poco la confianza que se necesita para afrontar todo lo que viene, entendiendo que de su accionar y su valentía depende no solo el futuro de Racing, sino el de él y su cuerpo técnico.
Hasta pronto.