Otro partido más perdido y van 8, muy cerca de los 10 que perdió Russo.
La culpa no es solo de Zubeldía, también lo fue de Basile, pero la verdad es que de 15 partidos Racing solo gano 4 y eso marca algo más profundo que está inserto en el plantel más que en los cuerpos técnicos.
Ya no hay estados de estos jugadores que no se hayan señalado y tanto sean anímico o futbolístico –ambas cosas están concatenadas- hay una realidad que salta a la vista en cada encuentro y es la falta de confianza traducida en la poca expresión de fútbol que este equipo ofrece más el decaimiento físico y de espíritu que exhibe este plantel en la mayor parte de sus encuentros.
Hoy fue un ejemplo más que claro. Un comienzo donde intentó darle ritmo al juego buscando por afuera ante un Boca muy sereno que aguardaba expectante su momento y que no inquietó demasiado en ese primer período. Racing fue más y tuvo dos o tres ocasiones propicias como para abrir el marcador pero se notaba que no se sentía dominador del juego porque nunca se soltaba del todo.
Pero en el segundo tiempo Racing dejó en el vestuario lo poco que había hecho de bueno en la primera etapa y Boca tomó la iniciativa que no abandonó en toda la segunda etapa llevando a Racing cada vez más cerca de su arquero. Fue mucho más que un Racing “sin piernas” que solo aportaba alguna muestra de voluntad, y una falta de respuesta física que seguramente pasa más por lo anímico. Racing no asumió que podía pelearle a este Boca mixto el partido hasta el final asumiendo en ese segundo tiempo que estaba frente a un equipo superior y no hubo respuesta alguna aferrándose cada vez más al empate, hasta que Viatri, el verdugo de Racing, nos hizo ver otra realidad.
Lo que pasa es que los problemas de Racing no tienen soluciones simples.
Es importante tener buenas intenciones pero con eso solo no alcanza sino hay concreciones y esto se puede aplicar a lo que por momentos le pasa a Racing, busca pero no concreta, lo que lo lleva a bajar los brazos sin poder sostener esa mínima supremacía, entregándose a la buena de Dios y a lo que haga su rival de turno. Pero Boca no perdona y desnuda los muchos problemas que tiene hoy nuestro equipo.
Las respuestas a los problemas pueden ser muchas o una sola, depende del cristal con que se mira, pero en este momento a mi gusto hay una sola y es que el plantel se una más que nunca comprometiéndose a fondo en cada partido hasta el fin del torneo como buenos y serios profesionales.
La hinchada lo hizo, lo hace y lo hará siempre.
Hasta pronto.