lunes, 10 de noviembre de 2014

Ante todo mucha calma.


Banfield venía demostrando que jugara donde lo hiciera, siempre iba con tres de punta bien definidos y sin cambiar su estilo de juego: siempre al ataque.

Mientras Racing que venía de ganarle a Gimnasia pero no de jugar un buen partido, apostó a ubicar a Hauche,  quizás influido por el momento importante que estaba pasando el “demonio”,  como tercer delantero junto a Milito y Bou.

Se preveía un partido con libre tránsito en el medio, es decir que prácticamente nadie se opusiera en el camino para llegar a las áreas y así se dio, aunque con estilos diferentes.

Banfield  desde el comienzo buscó tener la posesión del balón para llegar al área Académica, mientras Racing apostaba a través de salidas rápidas desde atrás, buscando al “tridente” al que se le sumaba Centurión.

Y justamente a los 7 minutos una muy buena jugada que comienza “Ricky” y que prosigue con Milito quien habilita de primera a Bou sobre la izquierda del área, finaliza con un remate de éste, que engaña al arquero quien esperaba un centro.
Muy buen gol de Racing y la esperanza de comenzar a adueñarse del encuentro.

Pero no fue así. Sin ningún prejuicio Banfield siguió sin renunciar a su arriesgado juego  manejando más la pelota y de ese modo superaba al medio de Racing, porque Videla y Cerro no daban abasto para cortar la circulación aunque Hauche y Centurión colaboraran con ellos.

No había manejo de pelota cuando se recuperaba, pero eso duraba poco tiempo en los pies de los jugadores de Racing por lo que la misma volvía rápidamente a los hombres de Almeyda, lo que provocaba un mayor desgaste en los hombres de la Academia porque Racing apostaba al pelotazo y Banfield a la tenencia y circulación.

Es evidente que este esquema expuso al equipo, porque nunca pudo lograr la posesión del balón para tranquilizar el encuentro, algo que lo hacía bastante bien con Aued entre los volantes y con sólo dos delanteros.

Racing perdía en el medio pero a veces ganaba en el área rival y Bou lo tuvo otra vez pero esta vez no pudo hacerlo tan libre y Serbia respondió bien.

A todo esto Saja comenzó a trabajar más de lo común, aun contando con un buen trabajo de los dos centrales. No tanto de Gastón Díaz a quien le costaba contener a Bertolo, mientras que por la derecha se lo veía más seguro a Grimi.

En el segundo tiempo se acentuó el dominio de Banfield, sobre todo por  el lado de Díaz y ya jugaba prácticamente en el área de la Academia lo que fue convirtiendo a Saja, hoy muy concentrado y seguro, en gran figura.

Racing estaba cortado y sus ataques sin precisión ya eran esporádicos.

Evidentemente debía de apostar a un cambio para frenar la supremacía del Taladro en el medio lo que iba arrinconando al equipo, a quien cada vez le costaba más llegar al arco rival y entonces entra Aued…pero por Cerro, cuando a mi parecer debió de salir un hombre de punta, porque realmente peligraba el triunfo.

Después la lesión de Lollo obliga la entrada de Sánchez –que debemos decir que cumplió bien- y Acuña que ahora sí, suplantó a Milito, le dio más aire y agresividad a un equipo que solo aguantaba por su amor propio y por el alientode una hinchada increíble que lo respaldaba.

Los jugadores banfileños llegaban sin problemas hasta el área porque Racing se refugiaba cada vez más atrás, dando una sensación de cansancio, algo que posiblemente tenga que ver con el estado de ansiedad que invade a los jugadores en este especial momento, donde se están obteniendo resultados positivos y la posibilidad de pelear el torneo.

Para finalizar digo que, ante todo mucha calma, para el análisis de un partido vivido con los nervios alterados, que nos entregó un nuevo triunfo, que alienta esperanzas y fortalece el espíritu, pero aceptando  que este esquema pedido a gritos por casi todos los racinguistas y que valía la pena intentarlo sobre todo jugando de local, no llegó a conformar, mostrando a un equipo inseguro y por momentos desordenado, en relación a los anteriores.

Hasta pronto.