Este Racing de Pizzi sorprende por los resultados positivos logrados en los últimos encuentros, pero más contagia y seduce desde su actitud y entrega, que lo han llevado a ser un equipo más sólido y convencido de lo que hace en el campo de juego.
Hay que darle la derecha al técnico que va
encontrando una disposición táctica que le ha permitido al equipo defender
mejor y moverse con cierto criterio en ofensiva, si bien anoche, con una formación
que incluyo a tres juveniles y a varios suplentes, volvía a preguntarme si no se
le daba demasiada ventaja a un San Pablo, que aunque también contaba con muchos
jugadores que no eran titulares, siempre se hace fuerte en el Morumbi.
Racing comenzó a la expectativa, esperando la
oportunidad para contragolpear a San Pablo, pero fueron estos quienes tuvieron
la primera oportunidad a los 10 minutos, la que Gabriel Arias, “el ángel custodio”
de este equipo, pudo salvar con su pie, aunque a los 26 minutos tiro libre que
ejecuta Rojas, rechazo, pelota para Arias y nuestro gran arquero la envía larga
para Godoy sobre la izquierda, quien habilita a Lovera y este lanza un preciso centro
para Novillo, que se había quedado en la ofensiva, quien con un cabezazo al
segundo palo bate a Volpi.
Racing se abroquelaba en ese primer tiempo con sus
volantes bien cerca una línea de fondo donde el chico Segovia no dudaba y mostraba
presencia junto a un Orban y un Novillo de buenos desempeños y soltaba por los
laterales cuando se daba la oportunidad, a Fabricio Domínguez y al juvenil Galván, seguro,
atrevido y de mucha personalidad, la que puso de manifiesto en el “caño” al rival
en una jugada ofensiva, siendo finalmente uno de los mejores jugadores del
equipo.
Los volantes académicos fueron creciendo, con un Moreno que se va reencontrando con su juego y tuvo su mejor partido
y un Martínez que sigue teniendo buenos partidos como volante, junto a un Rojas que vi con
mayor actitud, pero que es indudable que le cuesta tener continuidad en lo que
hace, adelante Godoy también de gran entrega, le costó ganar jugando de espalda.
El partido se hizo más parejo donde fueron y los dos buscaban llegar al área,
pero lo hacían sin peligro, aunque Godoy desperdició un error del rival y un
gran remate de Rojas desde la medialuna, encontró las manos de Volpi.
Así se fueron los primeros cuarenta y cinco, sabiendo
que San Pablo iba a redoblar la apuesta y aunque los dos equipos comenzaron el
segundo tiempo sin cambios, pero a partir de los 15 minutos se fueron dando de
un lado y del otro, haciendo ingresar titulares en ambos casos, San Pablo para
buscar el empate y Racing para defender lo que había logrado.
Arias, salvo un error en una salida que por suerte
no termino bien, siguió siendo importante y después Sigali, Mena, Piatti,
Miranda y Copetti, con más esfuerzo y lucha que juego, aportaron energía a una
estructura racinguista que buscaba no darle espacios a los desesperados intentos
de San Pablo, para lograr lo que finalmente se consiguió, los tres puntos que lo
clasificaron a Octavos en la Libertadores.
El de anoche fue el triunfo de la fe y la convicción, valores que hoy Racing expone
en cada partido por sobre el buen juego, pero que son las que bien o mal le
permiten ir alcanzando objetivos, sabiendo que sosteniendo las mismos con
entrega, intensidad y concentración habrá más posibilidades de lograr resultados
positivos, dado que en muchos momentos de un encuentro la disputa se vuelve
mental y ahí es donde se imponen dichas virtudes.
Ahora hay que ir por Boca sin abandonar esas
premisas tan importantes.
A seguir creyendo y confiando en que se puede.
Vamos Racing!
Hasta pronto.