Pero el partido en realidad tuvo, dos tiempos
totalmente opuestos entre sí, donde se pudieron observar dos facetas bien disimiles.
Una primera parte que mostró un equipo con tenencia
de pelota, llegada por los costados de los marcadores de punta, un medio campo
activo donde sobresalía Nery Domínguez ubicando excelentes pases entre líneas y
una defensa sólida, que además del logrado por “Licha”, generó varias situaciones
de gol que lamentablemente no se pudieron concretar, amén de un penal a Zaracho sin pelota, que Rapallini ignoró, lo que le hubiera aportado
la cuota de tranquilidad que después no tuvo.
Porque justamente en la segunda mitad se pudo ver
todo lo contrario, porque Racing le entregó la pelota al rival que salió a
jugar más adelantado, con la extraña sensación de que no quería atacar, salvo
esporádicamente y con gruesos errores en los pases, lo que fue poniendo cada
vez más nervioso al equipo hasta llegar a parecer cansado, con jugadores que
les costaba pensar cuando se tenía la pelota.
Y entonces comenzó a relacionarse con la angustia,
porque Racing las pocas que tuvo en ataque no supo resolverlas y Belgrano, que tuvo
un par de oportunidades, por suerte las finalizaba mal y terminó tirando pelotazos
al área donde podía pasar cualquier cosa, ya que solamente había un gol de
diferencia, pero por suerte seguimos teniendo en Arias un arquero que no se
deja dominar por los nervios, que sí se podían notar en sus compañeros y
transmite seguridad en cada intervención.
Que fue lo que pasó en el entretiempo para que el
equipo realice todo lo contrario y solo se dedique a patearla para arriba, con jugadores que no daban bien
dos pases seguidos, que no levantaban la pelota en los tiros libres, que
arrancaban para un contragolpe y se frenaban para volver hacia atrás porque
nadie acompañaba.
Fue algo raro pero sigo pensando lo mismo que escribí en la
nota anterior y es que la presión de estar a punto de ser campeón, aunque falte
menos se siente cada vez más y eso no es tan fácil de sobrellevar, quizás “Licha”
es el que más se sobrepone a la misma, a través de su entrega sin límites, de
su sentimiento expresado en ese llanto, de su lucha y de su amor incondicional por
esta camiseta, todo lo que conlleva a entender porque es el guía, el líder, para orgullo de todos nosotros, los
hinchas de Racing.
Pero en esos segundos cuarenta y cinco minutos, salvo
Arias, que guarda esa compostura de tipo tranquilo, el resto del equipo cambió la calma por la lucha y despareció el juego que había conseguido en el período anterior, volviendose todo desordenado y errático,
Lisandro López se esforzaba en vano buscando que sus compañeros se serenaran, se ordenaran y entonces él también terminó entrando en esa tónica, por lo que evidentemente el problema de
los jugadores de Racing, era con ellos mismos.
En general todos habían bajado mucho su rendimiento, Cvitanich en solitario buscaba generar una
infracción para un tiro libre, Zaracho ya intermitente, trataba de aparecer en algún que otro contrataque pero ya se preocupaba más por marcar, “Pol” Fernández parecía desentendido del partido, Solari
comenzaba a confundirse y Dominguez sumaba más infracciones que buenos pases, Sigali mejor que un Donatti que tuvo algunas fallas al querer salir jugando, Mena
alternaba buenas y malas y Saravia, me imagino, debió haber jugado el encuentro entre
dos posiciones contradictorias, la de estar cerca de consagrarse campeón, y la
sentir que empujaba al descenso al club que lo formó, circunstancias donde muchas
veces lo emocional desplaza a la obligación profesional.
Los cambios de Cardozo por Solari y Cristaldo por
Cvitanich, buscaron más oxígeno que juego, más aguante que creación, incluso el
del chico López por un “Licha” contrariado, porque como gran capitán, no quería
abandonar el barco.
Pero todo sirvió para que este triunfo se convierta
en un resultado muy importante, para que “Chacho” reciba su primera gran
ovación y para que ahora, que ya sabemos que acaba de perder Defensa y Justicia,
Racing tenga la oportunidad única de ganar en Victoria y consagrarse una fecha
antes, campeón de la Superliga.
Pareciera que para el hincha Racing “no hay victoria sin sufrimiento” y seguramente
a partir de este fin de semana nos colmarán los nervios y la ansiedad, esperando la victoria que nos permita verlo campeón antes
del final, para que la fiesta grande sea en el Cilindro en la última fecha.
Por eso es tiempo de todos los hinchas, los que van a la cancha si hay
visitantes, los que lo ven por la tele o los que lo escuchan por radio, todos uniendo
fuerzas con el aliento, con la mente y con el corazón, para que este equipo sienta
el respaldo anímico que le permita ganarle a Tigre y lograr una campeonato más
para felicidad de todos los racinguistas.
Hasta pronto.
*(Frase de J. R. R. Tolkien,)
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