Noche de
sueños, de ilusiones y de deseos, pero también de realidades.
Siempre
queremos que Racing gane pero creo que esta noche interiormente deseábamos que
no pierda, porque la realidad nos estaba marcando otra cosa.
Como
venía diciendo en notas anteriores, fundamentalmente había que cortar la
“diarrea” y para ello hay que hacer todo correctamente sin excesos y cuidándose
meticulosamente.
A priori
se opinaba que Ischia iba a defender con cinco, que se iba a buscar el empate y
que Racing atacaría como podía.
Sorpresa
para muchos y agradable por cierto.
Porque
vimos un equipo atrevido, agresivo y tratando de jugar con pelota al piso.
Y lo
logró en ese primer tiempo donde lo hizo mejor que su rival y donde creó varias
situaciones de gol.
Pero
había algo que flotaba en el aire.
Era casi
seguro que ese ritmo no se pudiera sostener todo el partido y eso llevaría al
mismo a un trámite más abierto donde el equipo se debe elegir entre refugiarse
cerca de su área o cambiar golpe por golpe con el rival.
El tema
es que enfrente estaba Lanús, que trata muy bien la pelota y que donde Racing abandonara
la presión que le imprimió en la primera etapa, la misma seguramente pasaría a
manos de los granates.
Otro
tema y aunque parezca que fue para los dos, para mí el corte de luz benefició a
Lanús, porque el descanso del primer tiempo creo yo, atentó contra el
despliegue que hicieron los jugadores de Racing y si a eso le agregamos veinte
minutos más es como si el encuentro casi hubiera finalizado.
Lanús
no renunciaba a atacar y Racing lo hacía también cuando podía porque había
espacios, pero también hubo mucha ceguera a la hora de tomar decisiones
finales.
Después,
Racing se beneficia al quedar con un hombre de más y daba la sensación que
sería la gran noche, porque al poco tiempo Vietto llega al gol en una buena jugada.
Allí el partido se siguió abriendo y Vietto que otros momentos convertía, no estuvo fino y desperdició un par oportunidades claras.
Lanús no renunciaba a atacar y Racing lo hacía también cuando podía porque había espacios, pero también hubo mucha ceguera a la hora de tomar decisiones finales.
Allí el partido se siguió abriendo y Vietto que otros momentos convertía, no estuvo fino y desperdició un par oportunidades claras.
Lanús no renunciaba a atacar y Racing lo hacía también cuando podía porque había espacios, pero también hubo mucha ceguera a la hora de tomar decisiones finales.
Un
golpe, un tumulto y nuevas expulsiones seguían dejando a la Academia con un jugador
más en la cancha, pero el desorden aumentaba y mientras no concretaba las
ocasiones que tenía, Lanús seguía tocando y buscando, jugándose todo por el
todo.
Y desgraciadamente
llegó el fatídico gol en una buena jugada de los granates.
Fue
empate y en general también fue una buena producción del equipo que mostró otra
imagen, otras ganas y algunos interesantes rendimientos, como el de Gómez, Ibañez, Vietto y De
Paul.
En
general mejoró todo el equipo y anhelo que siga creciendo en confianza y
actitud.
Pero
indudablemente el hincha debe sentir sensaciones encontradas debatiéndose entre
la bronca y la coherencia.
La
bronca porque teníamos el triunfo al alcance de las manos y la coherencia al
saber que en realidad lo que había que lograr era no seguir perdiendo.
Hasta pronto.
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