Ya se hace interminable ver a Racing.
En franco retroceso cada vez juega peor.
Un equipo que se lo ve como entregado rápidamente, donde los
hinchas –aún ganando- vivimos cada partido con esa sensación de que nos van
empatar y hasta después podemos perder el encuentro.
Corre mucho y desordenado, lo que aumenta la imprecisión en el manejo de la pelota, agravado por el individualismo deja de lado la poca claridad que pueden tener a la hora de tener la pelota en sus pies
realizando siempre un enganche de más.
Quizás haya o hubo alguna situación que afecta más la cabeza
que lo físico, aunque después tenga esa consecuencia.
Los chicos por ejemplo, han dejado de lado lo bueno inicial
para finalizar en estos últimos partidos jugando en soledad y buscando la
gambeta heroica que nunca llega como lo de Fariña, realmente algo
incomprensible, porque arranca como para diez y termina en un cero.
Además ya sea por un resbalón o bien porque que se desploma
apenas es rozado por sus rivales, vive en el suelo.
De Paul también tuvo un partido para el olvido. Sin encarar
en el mano a mano –algo que casi nunca intentó- jugó confundido y hasta parecía
que “cargaba” cansancio desde el inicio.
A todo esto el reaparecido Villar, de muy lento accionar
–quizás por su falta de fútbol- no aportó nada más que un poco más de
confusión.
Cámpora, en un trabajo donde se rescata su empeño sale
siempre del área y eso provoca que las pocas veces que llegamos esa zona prácticamente
no veamos receptores.
Pelletieri se mostró como siempre voluntarioso pero también
muy lento y desordenado mientras Zucculini volvió a tener un juego irregular y
debido a su posición prácticamente nunca pisó el área rival.
Pillud es impredecible. Ha mejorado en la marca pero a la
hora de atacar siempre elige mal los momentos para dar el pase o tirar el
centro.
Ortiz y Cahais tuvieron un partido aceptable y Corvalán
trató de cubrir sus imperfecciones con voluntad.
Por supuesto Saja como siempre es quizás el único que puede darnos
algún tipo de tranquilidad y reafirma que es la única compra realmente valiosa.
Pero Racing está siendo invadido
por la mediocridad y eso alarma porque contagia físicamente y
psíquicamente.
Es decir, cuando hay mayoría de jugadores que juegan bien, indefectiblemente
obligan a intentar jugar bien al resto, pero cuando es a la inversa, los pocos
que lo hacen bien entran en el bajo nivel de la mayoría.
Y esto está sucediendo hoy en el equipo.
La mayoría del plantel está exhibiendo malas perfomances y además
se los ve como agotados.
La intrascendencia o
irrelevancia de su juego es lo que sobresale en este Racing, que solo parece
estar esperando que se termine el campeonato, hecho que involucra al cuerpo técnico
y a los jugadores.
Aparentemente, todos ellos, piden que se quede Zubeldía y no
creo que sea solo porque es un buen muchacho, aunque hay algo de esa sana
“comunión” que no se traslada al campo de juego y entonces no sabemos si es
porque no lo entienden o porque el técnico no los entiende a ellos.
Para los dirigentes es tiempo de decisiones importantes y a
pesar de que no es nada fácil decidir si un técnico debe continuar o retirarse,
deben entender que ese es su destino al haber accedido a esa tarea de
responsabilidad.
Hasta pronto.
Twitter: @lito_lococo
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