Obviamente
soy un hincha más al que le cuesta encontrar algo rescatable de la actuación de Racing frente a Independiente porque es muy
fuerte el dolor y la angustia que uno siente al ver un equipo que fue a jugar
sin la convicción ni la actitud necesaria con que se deben enfrentarse estos
compromisos.
Y más
dolido estoy, porque este plantel demostró que tiene con que pelear un partido
como lo es el clásico, pero evidentemente algo sucede para tener tan
desconcertante tarea, donde no solo no hubo funcionamiento sino que parecían
estar en otra cosa.
Por
supuesto que todos somos técnicos a la hora de comentar el partido, donde
creemos tener la verdad o la casi certeza de que todo debería ser como lo ve uno.
Pero
bueno como esta es la mirada de un hincha, trataré de decirles lo que pienso de
la manera más clara.
Es
evidente que hubo un equipo que impuso presión, fuerza y carácter desde el
vamos y ese justamente no fue Racing, fue el rojo de Avellaneda.
Mientras
tanto Racing buscaba quizás serenarse lo que más podía, intentando por momentos
toques sumamente riesgosos debido a la presión del rival, para luego enviar
alguna pelota larga en búsqueda del solitario Bou y de un Milito, que dicho sea
de paso creo que jugó el peor partido desde su regreso, porque se lo vio
sumamente impreciso con la pelota y en la mayoría de los pases.
La línea
de fondo no desenonaba, sobre todo los dos centrales, pero los volantes no
tuvieron una buena tarde, ya que nunca pudieron hacerse de la pelota e imponer
alguna continuidad de pase, todo esto debido a que eran encimados y apurados
por los volantes adversarios que no los dejaban recibir y dominar.
Todo lo
contrario sucedía con Independiente, donde Ortiz y Méndez jugaban con total
tranquilidad, casi diría, manejando el encuentro a su antojo ayudados con el
adelanto de los dos laterales, lo que obligaba a Acuña y a Noir a trabajar más
en defensa que en ataque, mientras Racing no lograba conseguir la pelota,
simplemente luchaba.
Así y
todo y hasta unos minutos antes del gol rojo, Saja no había tenido mucho
trabajo, pero la sensación, el presentimiento, era que el gol podía llegar y si
no pasaba se debía a que dentro de ese flojo andar del equipo había un trabajo bastante
aceptable de Díaz, Lollo, Sanchez y Grimi, pero el andamiaje se movía, era
inseguro y Vera comenzaba a encontrar su lugar detrás de Cerro y Aued para
asociarse al circuito de juego y lo que tenía que pasar pasó a los 32 minutos Benitez.
Parecía
lo peor, pero no, siempre parece haber algo más que se suma a la desgracia de
un resultado adverso, y fue cuando Acuña, que ya había tenido un encontronazo
con Méndez donde el volante rojo podía haber sido expulsado, reaccionó ante una
marca firme de este y buscando sacárselo de encima le aplicó un codazo en su
cuerpo, ganándose la expulsión que golpeó aún más al decaído equipo de Racing.
De allí hasta
el final de la primera etapa todo era incierto y se avizoraba un segundo tiempo
donde podían pasar cosas peores.
Con el
cambio de Camacho por Díaz y arriesgando con línea de tres atrás, Racing
insinuó alguna mejora, metiendo más y adelantando el equipo, pero esto duro
poco hasta que ese temor temporal que pareció envolver a Independiente, fue
desapareciendo y cuando entró Pisano ya todo se hacía cada vez más cuesta
arriba.
Noir y
Camacho que normalmente comienzan bien las jugadas pero lamentablemente las
terminan casi siempre mal, se la pasaron protestando mientras Cerro y Aued no
podían controlar la supremacía del medio campo rival.
Después
Romero reemplazó a Aued e intentó hacerse de la pelota y darle más ofensiva al
equipo, pero poco y nada en ese contexto donde reinaba la desorientación.
Llegó el
segundo gol de tiro libre por parte de Méndez, donde Saja que sacó algunas
pelotas difíciles creo que se paró demasiado al medio y a posteriori Vera
concreta el tercero, tantos que por suerte llegaron sobre el cierre porque el
resultado podría haber sido más amplio y el golpe más duro.
Racing
fue un equipo sin ambición, sin la personalidad y el temperamento necesario
para encarar este partido, como si lo tuvo el rival, donde cada pelota era disputada
a muerte.
En la
tarde de ayer el sol reflejaba la
sombra del Racing campeón, un equipo desorientado, perdido tácticamente, sin
reacción, como que no entendía lo que pasaba, un equipo que terminó
convirtiendo este día, en una triste jornada para los hinchas, que nos habíamos
ilusionado con la gran actuación ante el Lobo platense.
Mucho
debe cambiar, sobre todo mentalmente, porque estos vaivenes muestran
inseguridad en las convicciones, en la confianza, en táctica misma…
Pero como
dice la canción, “…la vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida…”, increíblemente Huracán le gana a San Lorenzo lo
que de alguna manera dentro de lo negativo del día, llega como una nueva
oportunidad que el destino le entrega a este plantel y cuerpo técnico para
volver a empezar, ya que casi todo queda como era entonces, porque Racing está
con 43 puntos y si gana el de Godoy Cruz llega a 46, es decir “seguimos” a 4 de
San Lorenzo (quizás River también nos de una mano con Boca…).
Buena
noticia al fin que no es para festejar, pero ayuda a mitigar las penas…
Hasta
pronto.
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