lunes, 8 de febrero de 2010

Vulnerable.

Así se vió a nuestro querido Racing ayer como equipo.

Frágil, previsible, inseguro.

Sin línea de juego.

Con los miedos al acecho, sabiendo que esto es todo lo que puede dar.

Por eso lo de anoche, más que lamentable fue triste.

Fue desesperante ver como Racing perdía la pelota desde el comienzo del juego y los volantes y delanteros rivales jugaban tan libres.

Hacer debutar a Ayala con dos días de trabajo y un mes y medio sin fútbol en una línea de tres con dos volantes “¿tapones?” como Falcón y Lucero fue prácticamente un suicidio.

Sabíamos todos, -lo comentábamos entre rancinguistas- de las cualidades del delantero Jara de Arsenal y conocemos sus movimientos.

Era casi un hecho que ante jugadores más lentos y con espacio podía complicarnos. No sólo nos complicó, sino que enloqueció a todo el fondo y lo llevó a la rastra a un jugador experto como Ayala.

El empate de Arsenal y sus otras ocasiones así lo confirmaron.

Arsenal pudo haber logrado una goleada histórica a no ser por De Olivera.

Tuvimos una oportunidad, cuando nos pusimos en ventaja en el segundo tiempo, de rearmar una línea de cuatro atrás, ya que viendo como se estaba dando el partido habíamos sacado el premio mayor de la lotería.

Pero parece que jugamos como si no corriéramos el riesgo de descender.

Ayer estaba claro que nunca le íbamos a encontrar la vuelta al partido, por lo que después de ese segundo gol a favor, deberíamos haberlo contrarrestado de otra forma.

Pero no, seguíamos dándoles las mismas facilidades que en el primer tiempo.

El estado de ánimo de la gente era un reflejo de lo que sucedía en el campo de juego.

No estoy de acuerdo en insultar a los jugadores, pero no se puede aceptar una perfomance de este tipo, con un equipo que se ha reforzado muy bien.

Vivas está dolido y aceptó que se repiten los errores en dos partidos seguidos ( para mí en los tres , aunque en el primero se ganó ).

Ahora hay que buscarle la vuelta para ganarle Gimnasia y el técnico deberá cambiar algunas cosas.

Los jugadores también deben expresarle lo que sienten (quizás lo hacen)

y así ponerse de acuerdo en el sistema de juego a emplear para que el equipo recupere la confianza, y de una vez por todas, dejar de mostrar esa imagen vulnerable.

Hasta pronto.