domingo, 12 de mayo de 2013

Nada nuevo bajo el cielo racinguista.


Los hinchas de Racing nos pasamos noventa y pico de minutos transitando entre la angustia, el sufrimiento, el delirio y la alegría, hasta que finalmente el pitazo nos señala el cierre del partido deteniendo ese loco periplo donde descargamos toda nuestra pasión, según sea el resultado del partido.
Después llega el momento de la reflexión con los amigos, con la familia o con quien se encuentre circunstancialmente a nuestro lado, momento donde comienzan a surgir la imagenes de la verdad, la verdad de cada uno porque aunque todos tenemos la “nuestra” y a veces coincidamos con muchos otros, nunca será la verdad absoluta de lo sucedido.
Depende como lo vea cada uno.
En mi caso siento que ya es reiterado y hasta a veces aburrido hablar del juego, del sistema y de la ya famosa identidad del equipo, porque Racing es como una película repetida donde solo cambia el rival.
Y eso quedó demostrado nuevamente anoche en un partido que se había presentado favorable casi desde el vestuario, con el gol de Zuculini a los tres minutos de juego (son muy buenas sus apariciones sorpresivas en el área rival y aquí sí un reconocimiento exclusivo a Zubeldía) después de un desborde de De Paul,  pero en realidad a partir de allí comenzó el desandar que habitualmente venimos viendo.
La diferencia es que ganaba uno a cero.
Por unos minutos Racing intentó hacer circular la pelota a través de Bolatti, pero el juego se cortaba rápidamente ya que la reiterada apertura a los costados –sobre todo el derecho donde Pillud recibe la mayor cantidad pases- finalizaba en jugadas sin peligro devolviéndosela a Ortiz para que tire un pelotazo o buscando alguna pared con De Paul la que normalmente no se concreta.
Volviendo al mismo siempre vemos que Pillud es un jugador que arranca bien pero termina la mayoría de las veces mal, esto sumado a que en la izquierda Corvalán sigue en muy bajo nivel, por lo que prácticamente teníamos las bandas anuladas.
Mientras tanto Tigre con el buen manejo de Perez García y de otros volantes encontraban espacios como para crearle peligro a Racing y empatarle el partido.
Creo,  en mi modesta opinión, que los rivales juegan para que los centrales y los marcadores de punta de la Academia sean los que reciban la pelota la mayor cantidad de veces porque difícilmente desde sus pies puedan nacer alguna jugada importante lo que les permite recuperar más rápido el balón, por lo que pienso que a veces es mejor que aparezcan los laterales por sorpresa más cerca del área pero sin trasladar, para allí sí resolver con un pase o con un centro.
A todo esto sumémosle a un Fariña volcado sobre la izquierda, desaparecido en acción en esa primera etapa y a un Vietto que, quizás lesionado, no mostró ninguna de sus virtudes, por lo que ambos prácticamente no entraron en juego en ese primer tiempo.
Esto reducía el ataque a las subidas de Zuculini o increíblemente de Pelletieri que jugó bastante adelantado pero que nunca concreta sus incursiones por el área rival.
Muy poco para soñar con más goles en esa primera etapa y eso quedó demostrado cuando Tigre comenzó a manejar la pelota llevaba peligro al arco de Saja quien respondió muy bien, además de contar con un buen trabajo de los centrales.
El segundo tiempo fue similar, pero contó con otra actitud de Fariña, autor del segundo gol sobre el final –quien jugando más cerca del área, que repito, a mi gusto es allí donde mejor rinde- pareció despertar de su letargo y le dio a cada ataque de la Academia otra impronta, logrando ser más punzante con situaciones claras para aumentar.
Tigre también las tuvo pero no las concretó por las buenas actuaciones de Saja, Ortiz y Cahais y de un Pelletieri que está volviendo a destacarse en su faceta más importante que es la de la recuperación.
Por lo tanto los hinchas de Racing no podemos esperar nada nuevo bajo el cielo racinguista, debiendo entender que solo cuando los chicos están encendidos pueden brindarnos algo de esa “irrespetuosidad” bien entendida para gratificarnos y alimentarnos el espíritu.
Finalmente una reflexión. Nunca debemos cometer el error de tirar un proyectil a un línea porque siempre sale perdiendo Racing y su gente. Además muchachos íbamos ganando uno a cero! Por favor…

Hasta pronto.                                                                                   
Twitter: @lito_lococo