lunes, 11 de noviembre de 2019

Mientras la punta está más cerca, el juego está más lejos.

Racing ganó, pero le está costando mucho lograr los tres puntos porque si bien es cierto que intenta y logra, superar a su rival a través de la tenencia y el toque, ha perdido esa cuota de intensidad y sobre todo de claridad que tenía aquel de los comienzos del “Chacho”.

Es cierto que el tiempo y los cambios de jugadores hacen que no sea fácil encontrar el funcionamiento que tenía el otrora campeón de la Superliga, pero considero que esto no se está consiguiendo porque además de que hay jugadores que no están teniendo buenos rendimientos, el equipo es como que se limita a tocar y tocar hacia los costados o retroceder el balón hacia los centrales para empezar todo otra vez, obviamente buscando desconcentrar a los rivales, pero la falta de resolución en los últimos metros, hace que la tenencia y circulación que comienza como una acción positiva, se convierta en un toque intrascendente.

Esa carencia de lucidez en el último pase, conlleva a que  la mayoría de la veces la secuencia finalice sobre la derecha en la búsqueda de un Pillud, que si bien ha mejorado mucho su rendimiento y su esfuerzo es digno de destacar, se ha convertido en el responsable de generar casi todas las jugadas y aunque alguna que otra haya sido positiva, sus permanentes subidas ya se tornan previsibles y repetitivas, con un desgaste físico que no le permite volver rápidamente a posiciones defensivas, lo que es aprovechado por sus rivales.

Por los resultados negativos de los que punteaban la tabla, los hinchas nos habíamos ilusionado con ver un equipo que saldría a buscar con todo el triunfo, pero fuimos bajando la euforia cuando nos encontramos con un Racing que aun teniendo la posesión de la pelota, es como se  aburría de su propio juego y que finalizaba los avances tirando centros ante una defensa que de alto era imposible superarla.
Hubo en ese primer tiempo un gol anulado por offside de Lisandro, un cabezazo malogrado del mismo “Licha” ante un centro de Barbona y un disparo de Pillud de media distancia, pero prácticamente no se llevó peligro alguno al arco de Huracán, haciendo de esos primeros 45 minutos, un pasatiempo soñoliento.

La segunda parte comenzó con un poco más de búsqueda y hubo algún que otro intento pero sin llegar a ser realmente importante, mientras que Huracán seguía sin proponer demasiado.
La hinchada seguía alentando, pero el equipo mostraba más de lo mismo hasta que Coudet mandó a la cancha a Reniero por un Cristaldo totalmente desdibujado y a los pocos minutos a Cvitanich por un Zaracho, que sigue decayendo en su juego.

Los dos jugadores que habían tenido buen rendimiento ante Patronato comenzaron a darle un poco más de ánimo a los ataques académicos, que ya aparecían con un poco más de actitud, ante este Huracán que  seguía defendiendo el punto que estaba logrando, esperando alguna distracción o error de Racing.

Ese momento que esperaba el Globo apareció, cuando Lisandro López pierde una pelota ante Gómez, quien se saca de encima a Domínguez y ante las dudas de Orban habilita a Vieyra quien llega a enfrentar mano a mano a Arias, pero el excelente arquero de Racing,  que lo esperó sereno en la puerta del área grande, termina desviando con los pies el remate del jugador del Globo, evitando el gol que le hubiera agregado más dramatismo al encuentro. 

Y como réplica de esa jugada, llega el gol de Racing, cuando Barbona que recibe de Pillud, engancha hacia adentro y ejecuta un centro de zurda para que Cvitanich de cabeza exija al arquero Silva, situación que aprovecha Reniero, quien elevándose en gran forma, concreta de cabeza el gol de los tres puntos.

Minutos más tarde Martínez reemplaza a “Licha” para darle oxígeno al medio campo y juego aéreo a la defensa, porque Huracán tenía que salir a jugarse todo y cada tiro libre a favor era un arma a utilizar, teniendo zagueros que iban muy bien arriba.

Arias respondió bien dos veces y en una contra donde  a Cvitanich, sobre la izquierda cerca del córner, le cometen infracción, Araujo lo termina pisando en el sueloy es expulsado inmediatamente, mientras que Reniero que había ido a  recriminarlo es empujado infantilmente por Merolla, quien aunque tenía amarilla se ganó la roja directa.

Eran dos expulsiones para aprovechar, pero que increíblemente pusieron más nervioso a Racing que a Huracán, quien jugado el todo por el todo fue por el milagro y a fuerza de infracciones torpes que cometían los jugadores de la Academia, llegaba al área racinguista a través de esos tiros libres que pudieron complicar la victoria.

Un triunfo que me lleva a reflexionar sobre si este equipo puede lograr mejorar para demostrar que realmente esta para pelear por un nuevo campeonato, porque mientras la punta está más cerca, el juego está más lejos.

Y si quiero mirar a futuro digo que no queda mucho tiempo para cambiar demasiado ya que hay que ganar los tres encuentros restantes y la final contra Tigre por lo que hay que alentar más que nunca para que Racing quede bien posicionado y con un nuevo trofeo ganado, situación que deberá cargar sobre sus espaldas (si se va el “Chacho”)  quien tenga la responsabilidad de dirigir a la Academia en el 2020, que además de pelear por un segundo título de la Superliga y otras copas, afrontará nada más y nada menos que la tan ansiada Libertadores.

Hasta pronto