sábado, 19 de octubre de 2019

No solo ganó en el resultado, también ganó en el duelo mental


Racing fue a la Bombonera a buscar el triunfo que todos los hinchas de Racing ansiábamos, aunque por dentro sabíamos que no iba a ser tan sencillo, no solo por el escenario, sino porque no venía mostrando esa presencia y ese plantarse de equipo seguro, como aquel de los mejores momentos en los comienzos del “Chacho”.

Pero hoy sin realizar una tarea extraordinaria, ganó bien, porque supo disputar el partido, con personalidad y con actitud, tratando esencialmente de no perder el orden y la calma, eso que se necesita para saber sobrellevar los momentos difíciles de un partido caliente, sumado a la presión que suele imponer ese escenario.

Y Racing hoy jugó un buen primer tiempo, donde tuvo bastante dominio del encuentro y generó las mejores situaciones de gol (una fue gol de Zaracho y la otra la salvó Andrada) contra un Boca de Alfaro, que siendo local extrañamente se plantó para la contra y que nos complicó solo cuando la pelota le llegaba a Villa, quien por suerte llegaba solo hasta el fondo y sus centros no tenían receptores o eran rechazados por la defensa académica.

En la segunda mitad se dieron dos cosas que llevaron a lo mismo, Boca, con Mauro Zárate en la cancha, fue a buscar no solo el empate sino un resultado que le permita salir ganador del encuentro, mientras Racing se cerraba cerca de su área tratando de explotar los espacios que dejaban los locales.

Pero aunque había dominio de Boca, Arias no sufría casi ninguna jugada real de peligro, quizás la de Villa sobre la izquierda que cubre yendo al suelo con su cuerpo, después creo que no hubo otra situación que comprometiera seriamente a nuestro arquero.

El planteo estaba claro, mientras Alfaro agregaba jugadores ofensivos (Mac Allister y Hurtado), Coudet enviaba a la cancha a Mauricio Martínez y a Orban, pero Racing siempre supo lo que tenía que hacer en el campo de juego y por eso no solo ganó en el resultado, también ganó en el duelo mental.

Fue una victoria importantísima que no solo trasciende por ganarle al puntero en su casa y acercársele en la tabla, sino porque para Coudet y el plantel, es un incentivo que ayuda a que sus mentes vean todo más claro y suma confianza para seguir creciendo, porque se van a sentir mejor con ellos mismos.

Racing sin ser brillante ha mejorado en algunos aspectos del juego, si bien no llega a ser aquel equipo sólido e intenso, viene recuperando el nivel de varios jugadores, como 
Gabriel Arias, Domínguez en una posición que no debería dejar,  Sigali y Donatti, Zaracho, que hoy apareció con más frecuencia en el área y llegó al gol,  Lisandro López, que sigue confirmando que es no solo un gran capitán, sino también un jugador de excelencia y por ultimo a este Cristaldo que comenzó a darle a la ofensiva otra agresividad, gestando y asistiendo además de gran manera en la jugada del gol.

Aunque también es cierto que todavía deben hacerlo Díaz, quien por momentos parece reencontrarse con el “otro yo” que nos deslumbraba, pero a veces arriesga mucho y le da chances al rival, Montoya que por ahora tiene más lucha que juego y Matías Rojas, si bien jugó su mejor partido, debe ser mas influyente.

Pillud cumplió una tarea aceptable y Soto no estuvo a la altura del partido anterior ya que nunca pudo con Villa, pero ambos son como inestables en su rendimiento, aunque desbordan entusiasmo y a pesar de cometer errores siempre se muestran para ser salida.

Algo ha cambiado en Coudet y es la estrategia, que me da la sensación, como ya lo he comentado en otras oportunidades, que nace después de ese par de partidos que Racing perdió en una semana (Colón y Sarmiento de Resistencia, Chaco) que nos dejaron afuera de la Libertadores y de la Copa Argentina.

Ya no estoy tan seguro que volvamos a ver en algún momento, aquel equipo que se llevaba a los rivales por delante y nos deslumbraba, hace rato que es más pensante, más frio, que si bien trata de ser protagonista desde la tenencia del balón, cuando se pone en ventaja ya no sigue buscando a lo loco una mayor diferencia (quizás eso suceda solo de local), más bien es como que entrega la pelota y se cierra cerca de su área, situación que confirma incluso con los cambios, esperando encontrar espacios para el contragolpe.

Es tiempo de ir por más y si bien el equipo no es una maravilla, desde lo anímico están dadas las condiciones para pegar el gran salto y prendernos definitivamente en la cima de la tabla.

Hasta pronto.