domingo, 30 de abril de 2023

Un Racing entregado y un Gago sin respuestas.

Triste presentación de Racing ante Boca, donde la vulnerabilidad y el desconcierto volvieron a ser los protagonistas de un equipo y un técnico que siguen sin encontrarle solución a los problemas.

Un Racing indefenso por donde se lo mire, que da la sensación de no poder bajarse del tobogán en que se encuentra, pero es evidente que en este estado no se puede continuar, donde el desbarajuste futbolístico que muestra el equipo en el campo de juego le facilita el trabajo a los rivales.

Con un juego donde tiene la tenencia de la pelota, que últimamente los rivales le entregan porque saben que ya no tiene la contundencia del año anterior, no solo no provoca situaciones de gol, sino que esos intentos ofensivos sin final, siguen dejando espacios de cincuenta metros a espaldas de una línea de fondo, que defiende mal como lo hizo anoche frente a Advincula, Villa y Merentiel.

Es cierto que perturba y confunde a todos el hecho de ir perdiendo por dos goles a los 6 minutos de comenzado el encuentro, donde un desorientado Piovi en el primero vuelve a introducir la pelota en el área cuando debía cabecear hacia atrás o al córner y en el segundo dejándose sorprender por el ayer extremo Advíncula, pero eso debería haber llevado a Gago a modificar algo tácticamente para que los dos atacantes rápidos de Boca no siguieran contando con tanto espacio y libertad.

Sin embargo nada cambió y siguió confiando en ese juego ofensivo casi inocente, dándole a Boca esos espacios a espaldas de una línea de fondo que achicaba hasta más allá de la mitad de cancha, sabiendo de la lentitud de ellos y de la velocidad de los delanteros boquenses.

Boca después de los dos goles se dedicó a jugar de contragolpe y eso quizás ameritaba cambiar algo en esa primera etapa, ubicando a Guerrero junto a Romero para con lanzamientos largos llevar el juego sobre los centrales rivales, pasando a Rojas al medio por J. Gómez y manteniendo a Mura y Piovi para controlar a Advíncula y Villa.

Se intentó en el segundo tiempo con la entrada de Reniero por Hauche, que hizo un lindo gol y el chico Saliadarre que con personalidad  se esforzó por cumplir una tarea que normalmente no hace por J. Gómez, Oroz que no da ninguna solución lo hizo por Piovi y Pillud que poco pudo hacer por Mura golpeado.

El partido descontrolado por las muchas infracciones terminó perjudicando a Racing por malas decisiones arbitrales que determinaron que Barco y Villa sigan en la cancha y Nardoni sea expulsado.

Y cuando estaba a un solo gol de diferencia, llega la distracción de Insúa y Sigali, quienes marcando en línea en la mitad de cancha, se desentienden de Merentiel, quien en un giro los deja pagando y marca el tercer gol, una acción de terror que sirve para comprender lo que es este Racing.

El equipo está en un peligroso tobogán anímico y físico, mostrándose como un equipo sometido, sin rebeldía, sin líderes y sin reacción que comienza a transitar por el borde de un precipicio, por lo que algo hay que cambiar, porque con estos jugadores va a ser difícil seguir sosteniendo la idea de juego.

Anoche me quedó la imagen de un Racing entregado y un Gago sin respuestas, porque el equipo continúa con su juego improductivo y su técnico se llamó a silencio cuando debió dar la cara y decirle a los periodistas porque este Racing juega cada vez peor.

Por último me pareció lamentable el arbitraje de Merlos, quien debió haber expulsado sin dudar a Barco y por lo menos revisar con el VAR el codazo de Villa a Mura, pero lo que más me molestó fue la encendida defensa de Juan Pablo Varsky respecto del planchazo de marcador de punta de Boca y del codazo del colombiano, la que se acentuó cuando señaló como peligrosa la infracción de Piovi, por lo que parecía que todo debía salir bien para Boca porque se avecina el clásico y los medios deportivos importantes lo necesitan.

Hasta pronto.