lunes, 8 de octubre de 2018

Todo tiene un porqué.

Tratando de emular el conocido programa de la TV Pública “Todo tiene un  porqué quiero buscarle una explicación al empate que se terminó dando entre Racing y Boca, jugado ayer en el Cilindro.

El tema es como hacerlo y desde mi lado de hincha, buscaré a mi  modesto entender, explicarles que es lo que vi, porque se dio un combo de razones para que esto pase.

La falta de eficacia.
Entrar en el juego verbal de Guillermo.
Realizar mal los cambios.
Los errores del arquero Arias.

El partido comenzó favorable para Racing, ya que sin ser de alto nivel, la intensidad y su postura de presionar bien arriba le causaba muchos problemas a Boca y esto hizo que generara varias oportunidades de gol, entre ellas la del primero, gol, donde Solari con un gran desborde deja desairado a Izquierdoz, asiste inteligentemente a “Pol” Fernández sobre la izquierda quien remata cruzado, el rechazo de Goltz (en la misma acción comete penal) lo toma Lisandro López y convierte.

Después fue lo tuvo Zaracho de cabeza, más tarde Cristaldo, en otra gran asistencia de Solari, es quien remata solo en el área pero la pelota es rechazada sobre la línea y posteriormente nuevamente Matías Zaracho.

Racing podía haber aumentado el marcador en ese período, pero la falta de eficacia hacía que esto no sucediera, sobre todo en los primeros 30 minutos hasta que Boca, comenzó a luchar el partido y sumado a los desaforados gritos de protesta contra el árbitro de los mellizos el encuentro se hizo más peleado y el “barullo” le permitió a Boca emparejar un poco más el trámite.

En la segunda mitad es como que Racing le permitió a Boca tomar la iniciativa y esto lo llevó a ceder algunos tiros de esquina, quizás especulando con encontrar espacios para contragolpear, ocasión que encontró a los 20 minutos de esa etapa cuando un pase de Gago es interceptado en defensa, le llega a Zaracho que realiza una rápida y excelente pared con Cristaldo para después asistir en gran forma a Lisandro y este defina como lo hacen los grandes.

Golazo que parecía predecir un final feliz, porque Boca no tenía respuestas en el campo de juego pero parece que sí las tuvo en el banco donde los Barros Schelotto aumentaban sus protestas llevando el partido a un ambiente de discusiones en las que se sentían más cómodos, con la venia de un Delfino ( que debió expulsar a Pavón por sus insultos) y Herrera, quien con su ineptitud para dirigir, sancionaba de acuerdo al color que más simpático le caía, expulsando a Coudet, que entró equivocadamente en ese juego, aunque el árbitro tuvo mucho que ver para que eso suceda, pero no al mellizo Guillermo por la misma causa.

También a mi entender, el “Chacho” volvió a cometer errores en los cambios, porque mientras Guillermo buscaba llevar el partido al área racinguista sacaba un volante central y hacía entrar a Villa, Coudet sacaba a Lisandro López, el mejor jugador y además “dulce” con el arco, para ubicar a un Centurión que se dedicó a jugar “su” partido con algunos de sus ex compañeros boquenses, (salvo la jugada en que habilita a Zaracho y este pierde el tercer gol).

Y para completarla, cinco minutos después reemplaza a Cristaldo por Bou, un jugador que no aporta nada de nada y mostrando una imagen totalmente desdibujada ante los hinchas que tanto lo queremos, mientras los Schelotto hacían entrar a Zárate por Tévez.

Aunque me duela decirlo, Racing jugó los últimos minutos con un jugador menos y unos 15 con dos jugadores que no pesaron en el trámite, mientras que los cambios de Boca ayudaron a acrecentar la ofensiva por los dos costados ante un medio campo racinguista que ya no tenía más oxígeno para contrarrestar lo que se venía y una línea de fondo que aguantaba como podía.

Es cierto que Coudet no tenía más centrales, porque caso contrario y prosiguiendo con sus últimas decisiones hubiera colocado un Orban o un Donatti más en defensa, pero
podía haberle planteado a Boca un partido más trabajado con jugadores con más movilidad como Cuadra y Cardozo.

Porque allí, con los cambios, cambio definitivamente el partido.

Y entonces la decadencia en pocos minutos, gol de “Wanchope”, expulsión de Zaracho un minutos después y empate de Villa, combo al que se sumó Arias no ofreciendo resistencia alguna en los dos casos, en el primero por dar rebote hacia adelante en un tiro de larga distancia y en el segundo por no cubrir bien el disparo del colombiano que pasa entre sus piernas, de cualquier manera sigue siendo un arquero confiable.

En pocos minutos el esfuerzo de casi todo un partido se tiró por la borda, se perdió la brújula porque los jugadores de Racing y el técnico fueron llevados a intervenir en un juego donde sobresalía la disputa verbal y las discusiones, menos la inteligencia y el orden y eso derivó en la debacle final, pensando que si seguía 10 minutos más posiblemente se hubiera perdido el punto, que en ese contexto para mí pasa a ser importante.

Por lo menos desde afuera es muy preocupante la imagen de Gustavo Bou, que tal como lo expresé en mi comentario anterior está desenchufado, como en otro mundo, es como una falsa copia del original y como hincha me preocupa que Coudet diga permanentemente que está muy bien.

Porque uno confía en el “Chacho” y aceptando seguramente que una de las cosas que lo deben tener mal es que no juega y quizás eso lo afecte anímicamente, de nada sirve ubicarlo 10 minutos si está con esa especie de “depresión”.

Sobre Centurión confirmo lo que dije siempre, para mí es un jugador determinante para el equipo y si recupera su nivel debería ser titular, pero hay que establecer algunos acuerdos porque lo que a él le pareció divertido terminó siendo negativo para el equipo.

Sobre el final del encuentro hay un lamentable comentario de Guillermo, donde dice que en algún momento Centurión va a volver a Boca, eso dicho en cancha de Racing por el técnico rival, es una situación que raya en lo ofensivo para todo Racing, porque deja mal parado a Centurión y da que pensar.

Hasta pronto.