Es evidente que Racing tiene en River un rival que en el juego que lo sujeta mentalmente y eso parece jugarle negativamente cada vez que lo enfrenta, pero se ignoraron otras cosas que podían haber cambiado la historia.
Digo esto porque siento que cada vez que jugamos con
River es como que nos gana hasta jugando de espaldas, algo que viene desde hace
mucho tiempo, incluso con los equipos campeones y lo volvió a padecer anoche,
sobre todo en el primer tiempo, donde Racing no pudo cómo contrarrestar el juego
ofensivo del local, quien con velocidad, movimientos y precisión exigió a
Tagliamonte más de una vez, quien supo responder con seguridad en la mayoría de
las situaciones.
Viendo el partido junto a mi hijo y mi hermano nos
preguntábamos porque si todos veíamos que River hacía de los espacios a
espaldas de sus marcadores de punta, sus zonas preferidas para atacar, Gago seguía
sin modificar el esquema en un Racing que estaba siendo arrasado, al que le era
imposible recuperar y sostener una pelota en una primera mitad que pudo haber
finalizado con un resultado catastrófico, si no fuera por la gran tarea de Tagliamonte,
quien nada pudo hacer en el gol.
Si no me equivoco Racing solo tuvo un remate al arco
de Oroz que Armani termina desviando pero contó con dos subidas de Rubio que
finalizaron con jugadas que podrían haber modificado el resultado, si no fuera
por la “colaboración” de Tello en el fallo de las mismas (empujón de Beltrán sobre
la espalda del marcador quien después de un caño encaraba dentro del área y clara
mano de Enzo Díaz), cuando ambas debían haber sido sancionadas con tiros penales
pero además con el agravante que no fueron llamadas a revisar por el VAR.
Algo que si hizo sobre el final de la primera etapa cuando
una pelota larga encuentra a Solari sumamente adelantado y con la intención de ir
a buscarla (por lo que ya era offside) al ver venir a Beltrán se cruza delante
de Piovi interfiriendo en su carrera, quien
finalmente comete infracción como último hombre y recibe la tarjeta roja, dos
situaciones que llevaron a Racing quedarse con diez hombres, cuando debió haber
sido River el que tenía que quedarse con un jugador menos, si no hubiera ignorado
deliberadamente que Aliendro pisa intencionalmente a Sigali, pero el VAR solo abrió sus puertas para la
fiesta de River.
Gago en el segundo tiempo envió a la cancha a
Cabellos y Maxi Romero por Hauche y Oroz y aunque River con un hombre más
seguía teniendo situaciones, Racing con esfuerzo trataba de equilibrar las
acciones, pero en un tiro de esquina Paulo Díaz de cabeza logra el segundo gol millonario,
lo que de alguna alejó más al equipo del empate.
Santiago Vera reemplaza a Nardoni, Baltazar
Rodriguez a Ojeda y cerca del final Nacho Galván a Rojas, finalizando con un
equipo plagado de juveniles que con esfuerzo y dignidad pusieron todo para buscar
el descuento, que pudo llegar en un cabezazo de Sigali que Armani desvía en
gran esfuerzo, pero que finalmente se da en un tiro libre con un espectacular remate
de Jonhatan Gómez.
Pero los hinchas esperábamos que a menos de una
semana de comenzar a jugar octavos de la Libertadores, Racing hubiera incorporado
a varios jugadores más de los tantos que se hablaban, pero solo pudo hacerlo
con dos (Agustín Almendra ya estaba) y son nuestro Roger Martínez y el uruguayo
marcador de punta Gastón Martirena, por lo que realmente nuestro querido club, que
se presenta como un grande, en sus acciones nunca muestra señales de querer
serlo, por lo que algún día alguien deberá decir la verdad del porque cada vez
que puede comenzar a crecer, siempre se estanca.
Por eso a mi avanzada edad, puedo decir
con certeza que la grandeza de Racing la sigo encontrando en una sola cosa: sus
hinchas.
Hasta pronto.