Racing recibía a Estudiantes en un clima complicado por haber quedado afuera de la Libertadores, lo que lo llevaba a la necesidad imperiosa de comenzar a saldar esa vieja deuda con un triunfo.
El haber fracasado en la Copa Libertadores los
objetivos pasaron a ser otros y aunque los mismos no alcanzan a tener el mismo
nivel de jerarquía, Racing debe afrontarlos con total responsabilidad, buscando
compensar de alguna manera a los hinchas con el logro de uno de los dos que
todavía están en juego.
Y el rival que llegaba al Cilindro si bien había
quedado afuera de la Sudamericana, venía mostrado un buen nivel futbolístico,
que se agregaba la gran rivalidad que siempre existió entre ambos equipos.
Por las fuertes demandas de los hinchas y seguramente
también para “cuidarlo” de la reprobación del público, llevaron a Gago a
reemplazar a Maxi Romero por un Reniero que volvía a jugar después de tres
meses, mientras al mismo tiempo retornaba Oroz por Jonathan Gomez y ratificaba
a Baltazar Rodríguez como titular dejando a Almendra en el banco, estimo que
tratando de darle intensidad y velocidad al medio campo.
Y lo logró porque Racing en ese primer tiempo salvo en
la primera jugada prácticamente no sufrió, por el contrario realizo un buen juego
partiendo de un medio campo dinámico donde Nardoni, Oroz y B. Rodríguez presionaban
alto y con bastante precisión se asociaban a Martirena, Quintero, Rojas y Ojeda.
Estudiantes quería encontrar en alguna pelota larga
la solución a su problema, pero Sigali y Piovi bien atentos impedían que eso
sucediera y así Racing comenzó a generar algunas jugadas interesantes con la
endiablada gambeta de Ojeda que siempre superaba a su marcador, pero con todo
respeto, creo que debería animarse a ensayar algún remate en algunos de sus
desbordes y no que todos finalicen en
pases atrás, algo que los centrales ya intuyen, al igual que cuando encara
hacia adentro paralelo al área y desde la exquisita zurda de Quintero, que en
cada toque o lanzamiento muestra su jerarquía.
Una pelota cruzada para Ojeda a los tres minutos fue
el primer aviso de Juanfer, quien a los nueve lo puso a Reniero en posición de
gol, pero Andujar alcanza a tapar su remate, Racing tenía totalmente encerrado
en su campo a Estudiantes y con “Trapito” y el colombiano como referentes de
casi todos los ataques llegó la combinación de Ojeda con Rojas, a quien le
terminan cometiendo penal, para que
Piovi, esta vez cambiando de lugar su remate, lo convierta en el primer gol.
Faltaban menos de quince minutos y mientras Estudiantes
intentaba algún avance con remates desde fuera del área, un tiro libre de Oroz es
desviado por Andujar , aunque sobre el
final de esa etapa la Academia se duerme en un lateral y Manyoma recibe solo
sobre la derecha, pero Arias, muy atento, lo atora y desvía su remate al corner.
Para el segundo tiempo Estudiantes reemplazó a Boselli
por Zuqui, un cambio que mejoró el medio
campo y comenzó a complicar a un Racing que como sin reacción necesitaba cada
vez más de Arias, pero en una pelota robada muy bien por Reniero, Ojeda arranca
desde su campo dejando jugadores en el camino y al llegar a las puertas del
área habilita a Juanfer Quintero sobre la derecha, quien después de un amague
con un fuerte remate la clava arriba cerca del primer palo, conquistando el
segundo gol de Racing y su segundo tanto en el torneo.
Diez minutos más tarde Meaurio entra por Reniero
mientras Estudiantes buscaba en sus reemplazos la forma de descontarle a Racing
y tuvo un par de oportunidades en jugadas que iban convirtiendo a Gabriel Arias
en una de las figuras del equipo.
Racing no reaccionaba bien a los intentos de
Estudiantes quien pasó del sometimiento a tener el control del partido, por lo
que Gago envía a la cancha a Almendra por Baltazar Rodríguez y a Hauche por Juanfer
Quintero, cambios que no lo favorecieron por las distintas características y
momentos de cada uno.
El equipo era todo nervio y sufrimiento, quizás porque
al hacer su propio juicio después de quedar afuera de la Libertadores, entendió
que la deuda se paga con triunfos y
entonces hay momentos del partido que con un resultado positivo entran a jugar
otros aspectos en sus cabezas, quizás los mismos que percibimos los hinchas y
que ya damos como por incorporados a nuestros sentimientos, como por ejemplo el
sufrir, que irónicamente en muchos de nosotros parece transformarse en sinónimo
de placer.
Estudiantes cada vez presionaba más y costaba contrarrestar
esos intentos, aun aceptando que Martirena, Sigali, Piovi y Rojas estaban
cumpliendo una buena tarea y para ayudar a frenarlos a diez minutos del final
Miranda, aplaudido y ovacionado por el público (un gran gesto de parte de los
hinchas) reemplaza a Ojeda y por Oroz entra Jonathan Gómez (que salvo que estuviera
sentido, me parece que debió entrar mucho tiempo antes).
Y faltando dos minutos del tiempo adicionado, un
saque de banda lleva a Piovi a rechazar de zurda y en un acto reflejo a la par
de su pierna lleva también su brazo y la pelota termina pegando en su mano,
cometiendo el penal (confirmado por el VAR) que le da el descuento a equipo de
La Plata.
Como toda victoria ayuda en lo anímico, sobre todo
para afrontar la Copa Argentina que es una final y como tal sería de un gran
aliciente no solo futbolístico sino mental el seguir disputándola, por lo que
merece el mayor de los esfuerzos.
Hasta pronto.
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