viernes, 15 de mayo de 2015

El día del Futbolista tuvo dos caras: La del respeto y la de la vergüenza.


EMANUEL ORTEGA. La cara del respeto.

El día del futbolista, podría haber sido una jornada de grandes recuerdos, de fabulosas historias y geniales anécdotas, pero lamentablemente se tiño de luto, aunque de distintos dolores.
En este caso quiero decir que un accidente llenó de tristeza la casa de la familia de Emanuel Ortega, con el dolor inimaginable para quien no lo sufre, que significa perder un hijo. Pero la inesperada y sentida muerte de Emanuel, desató el nudo que encierra un problema que bien pudo haberse contemplado antes de que sufriera el traumatismo, que desgraciadamente le costó la vida.
Alguna vez jugamos al fútbol en forma amateur donde inconscientes y llevados por esa pasión irrefrenable lo habremos hecho seguramente en una cancha donde una pared estaba casi pegada a la línea de los costados o detrás del arco, pero esta es una categoría, que aunque considerada menor, es profesional y está bajo el paraguas de la AFA.
La entidad rectora del fútbol debe entender que una de las premisas válidas para jugar este deporte es tener estadios en condiciones, donde si bien uno de los aspectos es la seguridad para quienes lo van a presenciar, el otro no menos importante es para quienes lo practican, que no solo comprende presentar un  campo de juego,  sino también toda la infraestructura que rodea al mismo.
Ahora lamentablemente le tocó a Emanuel Ortega encender la alarma del peligro que significan las paredes cercanas a las líneas que demarcan los límites de el campo de juego y se alzarán voces para buscar soluciones que podrían haberse planteado antes, porque posiblemente haya habido algunas lesiones “menores” como fuertes golpes que no pasaron a mayores o fracturas de piernas, brazos, etc., provocadas por la cercanía de ese vallado de cemento que circunda la cancha y que era como un grito de alerta, pero parece que es necesario que suceda algo tan grave como la muerte, para que después se tome alguna medida.
Adhiero al fin de semana sin fútbol como respetuoso homenaje al deceso de este chico que seguramente tenía sueños, como miles de los que como él dejan el alma en cada partido, más que por el dinero, por el amor que sienten por la pelota, como lo expresaba Emanuel, esperando que estos días de duelo y apoyo moral a la familia, no sea el principio y el fin de la historia para la Asociación del Fútbol Argentino.
Mis condolencias a la familia de Emanuel Ortega.

BOCA-RIVER: La cara de la vergüenza.

Lo de ayer en el estadio de Boca Juniors es una muestra más de la intolerancia que día a día vamos consumiendo y que lamentablemente nos depara un futuro sin muchas esperanzas.
Nos hemos vuelto más violentos, más hipócritas y más ciegos por lo que miramos y no queremos ver, donde ya no se puede hablar de ningún tema en especial porque rápidamente nos irritamos y la conversación se transforma en discusión, donde no nos escuchamos y finalizamos gritando.
Y el fútbol no escapa a esta realidad, porque entendiendo que se puede ser fanático de un equipo – yo lo soy de Racing –no puede llevarnos a la locura final de lastimar o agredir a alguien porque solo le gusta otra camiseta que no es la de uno.
Una cosa es el “folklore” de la cargada, los cantos en la cancha o las discusiones de café entre amigos donde cada uno defiende a su equipo, pero otra cosa es la intencionalidad agresiva y peligrosa de ir a castigar físicamente a otros hinchas o jugadores como ahora les pasó a los de River, sin percibir que los jugadores, en este caso de Boca, en el futuro pueden ser víctimas de una reacción de los hinchas millonarios, porque aquí parece que siempre hay que estar vengándose de algo.
¿Qué es lo que no entendemos?
Que si juegan dos equipos una final, ganar uno solo y por lógica el otro pierde.
Que en el torneo local, se gana, se empata o se pierde.
 Que campeón sale uno solo, por lo tanto este año habrá 29 equipos que no lo hacen.
Que si hay descensos algunos bajarán de categoría.
Por supuesto que cada hincha y de cualquier categoría quiere que su equipo sea el mejor, que gane todos los partidos y que logre todas las copas.
Pero sabemos que no es así. Entonces digo ¿es tan difícil comprenderlo?
Si para nosotros los hinchas no es así,  el fútbol terminará convirtiéndose solamente en un juego de Playstation.
Hace mucho tiempo que vamos de mal en peor, y a pesar de que ya no vemos grandes partidos, quizás por la falta de buenos jugadores o porque este deporte se está convirtiendo en algo más robotizado que humano, no son precisamente los jugadores quienes lo están matando, sino somos todos los que integramos esa sociedad futbolera y que hemos contribuido a través de estos años a ir cercenando la posibilidad de concurrir a ver al equipo que uno aprendió a amar desde chico.
Parece que fue ayer, pero ya hace tiempo que no van los visitantes.
Solo faltan los locales.
Después será un fútbol de hogares a través de la Tele.
Y presiento que no está muy lejos esa decisión.
La única alternativa de mejorar esto es mejorando nuestro comportamiento.
Es como dicen los técnicos “entender el juego”.
Que esa pasión que no podemos dejar de lado, sirva para alentar a nuestro equipo hasta quedar sin aliento, pero no para descargar nuestras alegrías, broncas o dolor contra aquel que hincha por otros colores.
De nosotros los hinchas depende.


Hasta pronto.

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