Con el debido respeto y como
hincha de Racing me he tomado el atrevimiento de escribirles estas líneas, con
el fin de comentarles lo que siento en estos momentos.
No se los motivos por los cuales
ustedes no están rindiendo como en algún otro momento lo han hecho, pero me
preocupa que esta baja perfomance no se da en algunos pocos jugadores, sino que
extrañamente afecta a todo el plantel.
Esto es grave desde todo punto de
vista, porque quiere decir que hay algo que ha contagiado a todos Uds. y los ha
sumergido en una profunda crisis, donde en 9 fechas y con tres técnicos diferentes,
no han podido responder a las mínimas exigencias que demanda un club como
Racing, dejando diría yo, partido tras partido (salvo algunos momentos contra
Lanús y Newell's Old Boys.) una triste imagen de resignación, donde ni siquiera han
sacado a relucir su orgullo personal.
A pesar de los problemas internos entre los dirigentes, deben entender que son ustedes y nadie más que Uds. los que deberán revertir esta situación más que alarmante, salvo que deseen convertirse en adictos a la derrota, sin darse cuenta que esto los puede llevar a quedar en la historia, pero por haber enviado a Racing al descenso.
Posiblemente Carlos Ischia podrá
colaborar y si no es él será algún otro DT, pero el tiempo avanza y este estado
tan particular del plantel creo que amerita una prolongada reunión donde cada
integrante debería sincerarse con el mismo y con los demás compañeros, exponiendo
lo que siente con su verdad.
Como seres humanos únicos e
irrepetibles seguramente disponen de aptitudes distintas, de mayor o menor
inteligencia, de más o menos talento, de mejor o peor pegada o de mucha o poca habilidad,
pero hay algo que si poseen todos y pueden comprometerse a entregarlo: el
máximo esfuerzo en el campo de juego.
Alguna vez Ortiz declaró que hay momentos en que el jugador se debería rebelar a la disciplina
táctica impuesta por el técnico.
Bueno, espero que esa premisa se
lleve a cabo en algún momento, abandonando las caras de resignación que
muestran en cada partido para que en su lugar aparezcan voluntades y actitudes
que señalen al hincha que hay esperanzas de revertir situaciones adversas al
disputar cada pelota como si fuera la última.
Nada es comparable a la pasión del
hincha, por eso es inexplicable.
Se perfectamente que lo entienden
porque en su niñez seguramente eran hinchas de algún equipo y quizás hoy lo
sigan siendo, pero sus vidas han cambiado y posiblemente ya no se desviven por esos
colores, como aquellos que hemos seguido a nuestro club toda la vida.
Mi pasión por Racing se instaló
desde que tengo uso de razón (mi viejo me llevaba a la cancha desde que se
inauguró el cilindro en Avellaneda) y a mis 70 años donde mi cuerpo ha
comenzado a perder fuerza, el amor por Racing sigue intacto, ocupando un lugar
importante en mi corazón junto al de mi familia.
Tuve la suerte de verlo campeón
varias veces y también viajar a Montevideo con Nacional y con Celtic, donde se
coronó Campeón del Mundo.
Pero también sufrí mucho tiempo,
junto a mi hermano y mi hijo.
Tengo 5 by-pass desde hace 13
años, quizás por el colesterol, quizás por el gran stress que me exigía mi
profesión publicitaria, pero seguro que alguno de ellos fue por Racing.
No puedo evitarlo y no me quejo.
Es más fuerte que yo.
Hoy, ya abuelo, recibo después de
de cada partido el llamado de mi nieto de 7 años con la misma y repetida pregunta “Abuelo, otra vez perdimos…”
Que otra cosa contestar que “no te preocupes, el próximo partido
ganamos…”
Obviamente una respuesta dicha sin
convicción, la misma falta de convicción que Uds. transmiten en cada partido.
No les pido que rieguen de sangre
la cancha, pero sí de sudor, de ese sudor bien entendido donde la actitud y la
solidaridad queden expuestas en cada acción.
Esa devolución es lo mínimo que
espero como hincha.
Atentamente,
Pascual Lococo
Hasta pronto.
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