jueves, 3 de noviembre de 2022

La victoria que le devuelve el alma al cuerpo.

En un partido en el que el equipo llegaba con la pesada y negativa carga del penal de la discordia, Racing logró ante Tigre una esforzado triunfo y de esa manera llega a disputar el partido final por el Trofeo de Campeones frente a Boca, el domingo en San Luis.

En esa primera etapa, Racing no pudo encontrar su juego y si bien se esforzó buscando presionar y dominar a su rival, le costaba hilvanar alguna jugada asociada y clara, quizás porque todavía sentían en su cabeza el peso de haber perdido el campeonato.

Esto lo aprovechaba Tigre que esperaba y trataba siempre de salir rápido con sus veloces delanteros, que superaban en reacción y velocidad a nuestros defensores y de esa manera, aunque por distintos motivos, llegó a convertir dos goles, el segundo con un jugador menos, lo que golpeó aún más a la Academia, que daba la sensación de que no le iba a ser fácil salir de esa situación.

Faltando cinco minutos Copetti es cruzado dentro del área, con un golpe que lo saca de la cancha (jugada de penal que el VAR ni siquiera llamó a mirar) y su lugar lo ocupó Romero quien casi descuenta sobre la hora, pero Blondel salvó sobre la línea.

Entretiempo con la incógnita y las dudas naturales, porque no podíamos imaginarnos de que manera se podía llegar a dar vuelta este escenario complicado, pero el comienzo del segundo tiempo nos hizo ilusionar cuando en un par de minutos Jonathan Gómez, que iba a ser el mejor jugador, Romero que comenzaba a mostrar algunas virtudes y que lo llevarían a ser uno de los jugadores más importantes y Alcaraz, estuvieron a punto de descontar.

Racing parecía tener otro ánimo, crecía Moreno y especialmente Jonathan Gómez, el motor del equipo quien a los trece minutos en una trepada individual suya, deja dos hombres en el camino y asiste a Maxi Romero, que después de controlar, de zurda define con clase sobre el palo derecho de Marinelli.

El gol comenzó a liberar a Racing de esa angustia que lo confundió en el primer tiempo, porque estaba recibiendo el aire que le faltaba para poder pensar con claridad y Gago comienza a buscar más frescura ofensiva haciendo ingresar a Insúa ( Piovi como lateral) y Hauche por Pillud y Mena.

Romero seguía mostrándose como uno de los mejores y a los 32 minutos empuja al gol una pelota que parecía iba a entrar y es anulado por su posición adelantada, pero eso ya presagiaba que Racing esta vez estaba cerca del ansiado empate.

Y seis minutos más tarde una pelota larga de Piovi para Gómez en el círculo central, este la deja pasar para que Rojas ponga un pase largo para Maxi Romero quien gana de cabeza su disputa con el central, engancha y supera el cruce de otro rival para habilitar a Jonathan G. que había llegado al área, quien la pone junto al palo marcando la igualdad.

Iban 38 minutos y el empate ya cambiaba las cosas pero además faltaba el alargue, bastante tiempo para buscar la victoria y no llegar a la definición por penales, que como siempre digo dan comienzo a otro partido porque todo se iguala.

Antes del tiempo reglamentario Gago hace dos cambios que a priori nos hace dudar, ya que saca a dos de sus mejores jugadores J. Gómez y Rojas para ubicar a Mura y Oroz, quizás pensando más en los treinta minutos de alargue.

Alargue que también comenzó con un cambio polémico e irritante por todo lo que se vivió desde el penal errado y fue el de Galván por el lesionado Piovi, con un comienzo donde se lo vio muy nervioso e inseguro.

Pero salvo en los primeros minutos donde Tigre insinuó alguna acción ofensiva, Racing siguió siendo el dominador, aunque siempre se encontraba con una muralla de jugadores que con cierta lógica hacían todo para ir a los penales.

La primera parte se fue sin muchas situaciones y lo que más se sentía era el calor que iba haciendo efecto sobre los dos equipos, pero en esos quince finales Racing seguía buscando y faltando un minuto para finalizar el alargue, Moreno mete una pelota larga para Carbonero que esta vez supera en velocidad a su marcador, frena y pone un centro para un gran pique del “demonio” Hauche, que había ensayado una diagonal de derecha al centro del área, sorprendiendo a sus marcadores y de cabeza la clava abajo sobre el primer palo.

Después de un inicio agobiante en el primer tiempo, a partir del segundo tiempo y con el gran apoyo de su hinchada, el equipo pudo liberarse de “la pesada mochila del penal errado” y finalmente conseguir la victoria que le devuelve el alma al cuerpo, porque es un triunfo que descarga tensiones e inyecta ánimo, para afrontar una nueva final por una Copa.

Una oportunidad única para poder finalizar el año ofreciéndole al hincha el Trofeo de Campeones, como muestra de que no todo está perdido.

Hasta pronto.

 

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