Racing se encuentra enredado en su propio juego, del cual no puede salir por su misma incapacidad, lo que lo lleva a ser un equipo errático y sin rumbo.
Reiterativos errores individuales y de conjunto son la
consecuencia de la confusión mental que tiene, lo que no le permite mostrarse
como un equipo convencido de lo que quiere y lo único que va ganando es la
indiferencia del hincha académico, que con angustia observa como la decadencia se
viene adueñando del club que tanto amamos.
El nivel del equipo, salvo excepciones, es
paupérrimo y a esta altura del año es muy llamativo que Pizzi y su cuerpo
técnico no hayan podido encontrarle una línea de juego, un estilo que pueda hacer rendir mejor a sus
jugadores, que hoy por hoy parecen no saber qué hacer al recibir la pelota y
muestran una falta de entendimiento en sus movimientos que casi nunca pueden generar
una jugada clara de gol.
Este Racing de Pizzi totalmente desorientado, sigue dando
vueltas dentro del laberinto en el que
se introdujo, sin señales claras de encontrar la salida.
Anoche ante un modesto Gimnasia, que le entregó
pelota y el campo, volvió a mostrar la triste imagen de un equipo lento,
confundido, sin claridad alguna y en el segundo tiempo cuando el rival pareció
atreverse un poco más, aparecieron situaciones de enredos con la pelota, errores
en los pases y rechazos a cualquier lado, (se salvó de perder porque el árbitro
cobró la infracción de Sigali fuera del área, en lugar de adentro) una
fiel demostración del desconcierto en que se encuentra este Racing, como preanunciando
un final de la conducción a corto tiempo.
La entrada de “Licha” López, demostró que con poco era
más que los que estaban en cancha y eso marcó sus diferencias con el técnico,
las que fueron ratificadas en sus declaraciones al final del encuentro.
Entiendo que Pizzi como técnico tiene todo el derecho
de decidir quien juega, siempre y cuando los que lo hagan respalden sus
decisiones con un nivel superior a los que están en el banco.
Hasta pronto.