Con la “mochila” mental de no haber ganado un
partido muy accesible ante Vasco da Gama, Racing entró a jugar el partido que iba
a decidir si anoche se aseguraba la clasificación, porque aunque con un empate
casi seguro lo lograba, lo mejor era definirlo en el Cilindro.
Pero ante esta Universidad de Chile, que según
contaban venía con muchos problemas, las cosas no comenzaron bien, porque
Racing no mostraba esa seguridad y esa intensidad, como lo hizo ante los
brasileños en casa y porque el equipo chileno lucía mejor de lo que se esperaba, generándole algunos problemas, primero resueltos por Musso y
después por los centrales, que pudieron enmendar un error que pudo costar un gol, al distraerse en el círculo central y permitiendo que el
delantero de la “U” los sorprendiera en una pelota larga, que por suerte terminó
enredándose con ella.
Esa primera parte del encuentro vimos a un equipo
que intentaba hacerse dueño de la pelota, pero que fallaba demasiado en los
pases y en la recuperación, algo que se notaba especialmente en dos jugadores
que, desde que reaparecieron, siguen sin encontrar su mejor versión y me
refiero a el “Pulpo” González y Neri Cardozo a quienes vi lentos e imprecisos,
especialmente este último, lejos del aquel jugador con ritmo de ida y vuelta y exactitud
en sus asistencias que nos hizo admirarlo.
Con ellos en cancha, en los últimos partidos Racing
perdió un alto grado de juego y de esa intensidad a la que nos tenía acostumbrado
este equipo del “Chacho”, solamente Domínguez que sigue siendo el eje del buen
juego, seguía a muy buen nivel con la ayuda de un Centurión, que si bien no
estaba muy fino, siempre será el jugador que puede cambiar el partido, por eso
es buscado constantemente, como lo hizo Beausejour al minuto de juego cuando lo levanta por el aire.
El árbitro, bien gracias.
Racing tenía problemas en el retroceso, que le daban a la
Universidad espacios para que sus volantes y delanteros llegaran al arco de Musso, no solo por el
medio, sino a espaldas de Saravia y Soto, quienes quedaban a media agua cuando
Racing perdía la pelota en intentos ofensivos que no se concretaban, tanto así
que recién a los 30 minutos pudimos ver a Lautaro patear al arco desde afuera que
exigió al arquero De Paul.
Los cambios se veían venir y estaban en la cabeza de
todos, los que por suerte se dieron antes de comenzar el segundo tiempo, donde
Zaracho y Solari, reemplazaron justamente a los dos volantes, que espero puedan
recuperar su nivel lo antes posible porque sobre todo Cardozo le aportaba al
equipo otro ritmo en el juego y sobre todo en sus pases que eran muy precisos.
Esos cambios más alguna indicación de Coudet, le
cambiaron la actitud al equipo, que desde el inicio de esa segunda mitad fue a
buscar el triunfo, acorralando a la Universidad de Chile ahora sí más
adelantado en el campo y con esa paciencia que a los hinchas muchas veces nos
impacienta.
De a poco fue arrinconando contra su arco a la “U”,
que ya no tenía tanto espacio como para generar alguna jugada de peligro, salvo
con alguna pelota larga que podía sorprender a la línea de fondo que ya jugaba
cerca del círculo central, pero hoy Racing cuenta con dos zagueros centrales que
tienen personalidad y sapiencia, que incluso quedan en muchos momentos del
partido en un mano a mano con jugadores rivales y saben salir airosos.
Hoy al trabajo correcto de Saravia, hay que sumarle
también la muy buena tarea de Soto, que con esa innegable serenidad que muestra
para pedirla siempre y tratar de ser salida, le agregó más seguridad a la hora
de defender, incluso como último hombre en alguna pelota parada o tiro de
esquina a favor.
Zaracho ya distribuía mejor y Solari preocupaba más
por la derecha, cosa que obligó a Beausejour y Cía. a quedarse más cerca de su arquero De Paul.
También fue creciendo el trabajo de “Licha” López,
más cerca de los volantes, mientras Lautaro que tuvo chispazos, mantuvo su entrega buscando su gol, pero era Centurión el que “calentaba” el ambiente con su actitud
y su permanente intento de imponer su habilidad para desequilibrar, convirtiéndolo en el jugador más buscado por todos los rivales para tratar de hacerlo
reaccionar.
Los centrales ya se sumaban al ataque, y faltando 10
minutos, Donatti inicia un avance desde el medio campo, combina con Centu sobre
la izquierda, quien engancha hacia adentro y se la devuelve al borde de la medialuna del área, para
que el “flaco” le meta un “fierrazo”, que vence al arquero, pega en el palo
derecho del mismo para introducirse en el arco y cuando pensábamos que éramos punto… ¡Donatti gritó banca!
Sí, porque creo que en ese momento ya veíamos con cierto
conformismo un empate, punto que también podía darnos la clasificación, pero
cuando este “capo” de la defensa convirtió el gol fue como recuperar el aliento
para gritar con ganas ese gol que desató la locura en los hinchas, en el cuerpo
técnico y en los jugadores, especialmente en Centurión, quien no encontró mejor
forma de devolver las agresiones sufridas, que gritándole el gol en la cara a Reyes,
quien ya lo había castigado duramente en Santiago y siguió haciéndolo en
Avellaneda, una acción que podrá ser señalada como provocativa, pero sin querer
justificarlo, digo que que habría que ser un poco necio para no entender que no
se puede recibir golpes desde el primer instante como los que“aguanta” él, sin tener algún momento de desahogo y el
instante elegido por “Ricky” fue ese, que llevó al jugador chileno a darle un
golpe, motivo por el cual fue expulsado.
Un gol que nos dio el triunfo y el pase a octavos, y
que le permite a Racing dedicarse totalmente a los tres últimos encuentros de
la Superliga, con el objetivo de entrar a una de las Copas, si es posible a la Libertadores
del 2019, para después, por último, viajar a Brasil para enfrentar a Cruzeiro,
pero ya con la tranquilidad de haber pasado a la próxima fase.
Hasta pronto.
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