Que me pasa cuando veo a Racing?
Hablo solo, me enojo, me alegro, critico
e insulto, pero todo eso me pasa porque al fin y al cabo soy solo un hincha y
como muchos, fruto de esa pasión inexplicable que mezcla las alegrías con las
broncas.
Un partido de Racing es lo único que me
hace cambiar de humor, me saca de cualquier conversación y hoy el comienzo nos
iba marcando que iba a ser otro partido para sufrir, porque por más que Arévalo Ríos acaparaba todas la pelotas y cumplía muy bien su tarea, no era
un buen augurio, dado que desde sus pies era difícil que saliera algún pase
filtrado que pusiera en posición de gol a los delanteros académicos.
Oroz, no encontraba su lugar en el campo,
por lo que no la tocaba casi nunca y Zaracho cada vez que entraba en juego era
absorbido por la marca de los volantes de Tigre, al igual que lo hacían sus defensores con Licha y Triverio,
algo que nunca pudieron superar.
A partir de allí pudimos darnos cuenta
que Racing dependía como muchas otras veces del despliegue de Solari y Mansilla
(buen primer tiempo de ambos) y sus
posibilidades de desbordar para asistir, a Triverio y a Licha, algo que por
momentos se logró, pero que la mayoría de la veces Tigre, que se cerró muy bien
pudo controlar, logrando que el arquero
de ellos prácticamente no sufriera ninguna situación de peligro real.
En esa primera mitad, atrás no había
casi problemas, pero es evidente que el negocio de los de Caruso estaba en la
propia desesperación de Racing y aunque no fueron muchas sus ocasiones,
anduvieron merodeando el área.
Y la segunda mitad fue más de lo mismo,
pero infinitamente más nerviosa, más estresante, porque Racing se adelantaba
para al atacar, pero mientras no lograba generar mejores jugadas, se desarmaba cada
vez más, lo que Tigre aprovechó al encontrarlo tan desprotegido y le generó por
lo menos tres ocasiones de gol, que si no hubiera sido por la gran actuación de
Musso y la suerte (una dio en el palo), en este momento estaríamos hablando de
otra cosa.
Y entonces se vinieron los cambios y a
mi me hubiera gustado ver a Ibargüen y Cuadra por Oroz y Zaracho o Triverio,
pero como Cuadra no estuvo por lesión, solo quedaba Noir o que entre Soto y adelante a Mansilla, pero solo se dio el del colombiano por Oroz, a la postre, el jugador que cambio
el partido, no porque la Academia mejoró, sino por su atrevimiento a utilizar
la gambeta y por la jugada que comenzó y terminó en sus pies con el gol del
triunfo, en la cual hay una gran devolución de Solari.
Después llegó la del chico Ojeda por
Zaracho, como para buscar más juego, pero es muy difícil tener relevancia en un
momento tan dramático, donde los jugadores de Racing después del gol, solo
revoleaban la pelota esperando que pase el tiempo, hecho que marcaba la necesidad
imperiosa de obtener el triunfo sin importar la forma, algo ratificado desde el
banco en el cambio de Meli por Mansilla, (cualquier parecido con la Selección
Argentina es pura coincidencia).
Y así, entre la emoción del gol y las angustias del juego, terminó un
partido que le permitió a Racing volver a convertir después de cuatro
encuentros y sumar tres puntos que ayudan anímicamente para enfrentar a Libertad
de Paragüay por la Sudamericana.
Hasta pronto.
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