Hoy, triste y tratando de digerir
este mal momento escribiendo, busco expresar en
estas líneas alguna de las cosas que veo, le están sucediendo
a Racing.
Además de no encontrar el rumbo
futbolístico, lo peor que le puede pasar a un equipo es fallar en las dos áreas
en forma reiterada, porque aceptando que se pueden tener deficiencias en el
ataque o en la defensa, es muy poco frecuente no tener eficacia en alguno de
los dos sectores y en varios encuentros consecutivos.
Lamentablemente, cuando no se
encuentran respuestas en ninguna de las dos zonas más calientes de la cancha,
el equipo comienza a resquebrajarse peligrosamente, tanto en su estado de ánimo
como en su seguridad en el juego.
Por más que se diga y se repita que
los partidos se ganan en el medio campo, en realidad se definen dentro de las
dieciocho yardas, porque ganar la zona central puede establecer quien dominará
el encuentro, pero eso no decide quien se impondrá en las áreas y como será el
resultado del partido.
Saber atacar es una gran virtud,
pero hacerlo bien defensivamente también.
Este conjunto, que tuvo sus momentos felices con la aparición
de los chicos creo que desatendió la línea de fondo confiando en los jugadores
que cuenta, sin aceptar que si se iba a arriesgar más en este torneo, este
equipo necesitaba de una gran defensa que pueda salir a achicar y que a la hora
de defender pueda respaldar con firmeza a los compañeros que en la transición de
pasar al ataque provocan el lógico desarme de la estructura.
Hoy se está pagando ese error, aún
aceptando que no era fácil discernir sobre quien debería haber llegado como
refuerzo.
Hay y hubo equipos y selecciones que
tuvieron grandes delanteros, pero en la mayoría de los casos siempre fueron
respaldados por una gran defensa.
Para muestra señalo a la selección argentina,
que, contando con su poderío ofensivo
quedó afuera del Mundial de Sudáfrica por no defender bien y a raíz de ello hoy
Sabella busca ese famoso equilibrio defensivo.
Metiéndonos en la historia de
Racing podemos recordar al gran equipo de José ( Pizzutti ) en el ’66, que atrás contaba con grandes jugadores que imponían respeto, como Martín, Perfumo, Basile y el Panadero Díaz., sin olvidar a Rulli y
Mori en el medio.
Y un poco más cerca, encontrarnos
con el último campeón donde Merlo armó una estructura defensiva que tuvo una
destacada actuación y le dio al equipo la solidez necesaria para saber que si
hacía un gol, era muy difícil que le ganaran.
Pero el Racing de hoy se ha
encontrado con áreas movedizas, donde
ningún jugador hace pié y todos tambalean sin poder afirmarse, lo que los hace
sentir inseguros a la hora de tomar decisiones.
Quizás hoy Saja sea el único que
pueda dar cierta solvencia, pero con eso solo no alcanza y con el peligro de
que su estado de ánimo se vea limado por la desorientación que viven sus
compañeros de la línea de fondo.
La poca confianza ha desaparecido y las miradas cómplices que muestra
Hasta pronto.
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