viernes, 27 de septiembre de 2024

Había que ganar y se ganó.

En un jueves muy especial, el Racing de Costas logró un rutilante triunfo ante Paranaense y después de 27 años, vuelve a estar semifinales de la Copa Sudamericana.

A través de su actitud, su intensidad y su solidaridad pareció darnos una respuesta a las críticas por su bajo rendimiento ante Talleres de Córdoba,  como diciéndonos que la cabeza la tenían puesta en este partido tan determinante para el plantel y más que nada  para el técnico.

Enchufados, concentrados y sin escaparle al esfuerzo jugaron un gran primer tiempo, donde obviamente el gran gol tempranero de Almendra obligó a su rival a cambiar su estrategia y eso hizo que Racing encontrara más espacios en la ofensiva.

Con un Roger encendido, que se ha convertido en el mejor delantero y en uno de sus mejores jugadores, acompañado por un JuanFer más comprometido y como siempre claro y preciso y un “Maravilla” que buscaba su revancha con el arco rival, comenzaron a generar situaciones donde en cada una de ellas se presentía que otro gol iba a llegar.

Mientras tanto Paranaense se desarmaba en cada insinuación ofensiva y si bien Racing le daba esa posibilidad en en el medio campo, al mismo tiempo se iba desordenando en defensa y en una salida rápida, JuanFer recibe antes de pisar el círculo central y desde allí mete una pelota larga para Roger sobre la izquierda, quien la recibe y la pone paralela al arco donde Adrián Martínez al acecho, se adelanta  a su marcador y la clava junto al primer palo, conquistando el segundo gol y su reencuentro con la red rival, que desató su festejo, el de Costas y su gente, el de sus compañeros y el los hinchas en el Cilindro, porque ese resultado ya ponía a la Academia en semifinales.

Un Paranaense nervioso se abría mucho al buscar descontar y Racing concentrado esperaba esos momentos para meter el zarpazo, como sucedió en un rechazo largo de la defensa académica, donde Quintero va a presionar sobre la derecha y un error de su marcador le permite llevarse la pelota hasta la puerta del área, donde con tranquilidad y gran categoría usando a “Maravilla”  que arrastra marcas, esquiva rivales y finalmente asiste a un Roger sobre la izquierda que entrando solo, remata cruzado al segundo palo y convierte el tercer gol, para delirio general de todo el estadio.

Quizás era más de lo esperado para un primer tiempo, pero como habitualmente sucede cuando abre el marcador primero Racing es muy contundente  y ante un rival abierto puede hacer varios goles.

En un primer tiempo donde el rival prácticamente no inquietó a Gabriel Arias, el equipo tuvo un gran desempeño en general, pero en la segunda etapa Paranaense salió a buscar el partido y al minuto sorprendió en una jugada donde Quirós llega tarde a tapar a Nikao quien remata débilmente y supera a la reacción de Arias poniendo otra vez el partido a solo un gol de diferencia.

Esta situación hizo que Racing retrocediera un poco para rearmarse porque ante el desgaste natural de jugadores como Juanfer, Roger y Almendra, su medio campo ya no contenía tanto y Paranaense se acercaba demasiado, por lo que cerca de los quince minutos Mura y Zuculini, reemplazan a Almendra (lesionado) y Rojas y diez minutos más tarde Salas lo hace por Quintero (lesionado), consiguiendo con estos cambios y con el apoyo constante de sus hinchas que el partido se equilibrara nuevamente y en una llegada donde un remate de Salas es desviado al córner, de dicho tiro de esquina llega el cuarto gol, cuando el rechazo de la defensa brasileña, lo recibe Martirena fuera del área quien la baja con el pecho y de derecha la clava en el ángulo superior izquierdo del arquero Mycael.

Golazo y un golpe duro para el rival, mientras Racing un Mura que crecía por su costado con fuerza y con convicción, llega a nueva situación para aumentar cuando después de una buena pared con Salas, lanza un centro atrás para Martirena en la medialuna del área, pero esta vez su remate de zurda se va por encima el travesaño.

Las emociones continuaban porque mientras Racing con Conti por Maravilla, ya por lógica buscaba más proteger esa diferencia, Arias le tapa un cabezazo a quemarropa a Di Yorio, pero aun con un gol del rival anulado por el VAR por posición adelantada sobre el pitazo final, que nada hubiera modificado, el partido finalizó y se festejó como una final anticipada, donde se pudo observar la desbordante alegría de la gente y de los jugadores, no solo entre sí también con el técnico, que como un hincha más festejaba a mas no poder, síntomas de que la relación entre el plantel y el técnico no parece estar tan mal como se comentaba.

Había que ganar y se ganó, el juego en sí pasaba a un segundo plano y si se logró fue porque el equipo no se guardó nada, no estuvo con la cabeza en otro lado y se entregó en cuerpo y alma a la exigencia, tanto que hasta los cambios resultaron positivos, pero a mi modo de ver, mucho tuvieron que ver las ganas, esas ganas que deben poner siempre, sabiendo que jugando así, con esa actitud,  esa entrega y esa intensidad, Racing va a estar más cerca del triunfo, por eso a no aflojar ante Platense, Vélez y el resto de los partidos.

Vamos Racing carajo!

Hasta pronto.