lunes, 23 de septiembre de 2024

El jueves no será un día más.

Racing cayó derrotado ante un Talleres de Córdoba que jugó más de 60 minutos con uno menos, dejando la vergonzante imagen de un equipo disperso y entregado mentalmente.

Como hincha puedo entender que a los jugadores les preocupe más el partido de la sudamericana, pero eso no implica que en un partido donde Racing se jugaba el seguir prendido en el torneo, no tengan actitud ni rebeldía.

Talleres comenzó dominando el encuentro y a tener llegadas al área racinguista a través de Tarragona y Depietri (Arias le tapó muy bien un remate que iba al gol) mientras Racing solo atinaba a jugar lanzando pelotazos largos para un Roger Martínez que en soledad se debatía con los centrales, quizás del único que se podía esperar algo en u equipo que parecía estar jugando de compromiso.

Esa desidia lo llevó a no estar concentrado en un tiro de esquina a favor, donde un último rechazo de la defensa de Talleres, lo encontró desordenado quedando siete jugadores en el área rival y tres fuera de la misma (Carbonero, Orzi y más tras Mura) ante una igual cantidad de rival, los que al recibir la pelota salieron de contra en velocidad dejando atrás a Urzi (el único que corrió con ganas) y a un Carbonero que reaccionó tarde y siendo rápido en lugar de esforzarse volvió al trote, mirándole el número de la camiseta a Depietri que solo y sin ser molestado enfrentó  a Arias y definió cruzado.

Pero además de ese gol que volvía a poner a Racing en una situación muchas veces repetida este año, a los 30 minutos le llega una ventaja cuando se da una jugada en que Moyano le comete una dura infracción a Zuculini y es bien expulsado,  pero si bien intentó llegar al empate en un par de jugadas donde intervino Carbonero primero entrándole mal a la pelota cerca del palo y después con un remate de la larga distancia que pasó cerca, todo era muy limitado.

Para la segunda etapa, Costas reemplaza a un Sigali lento y hasta impreciso por Solari, para ver si el equipo podía aprovechar ese hombre de más que tenía y en los primeros diez minutos estuvo cerca del empate, siendo la más clara la que se pierde primero Solari que solo frente a Herrera remata al cuerpo del arquero y en la misma jugada buena asistencia de Baltazar Rodríguez deja a Roger solo ante el arco, pero Benavidez tirándose de cuerpo entero desvía su remate.

Pero rápidamente todo volvió a la normalidad porque Racing nunca supo aprovechar el hombre demás y aun contando con un solo jugador de punta se fue animando a más, tanto que a los 18 minutos el desgano de un equipo que no mostraba rebeldía alguna, le permitió armar una jugada por la izquierda y llegar a lanzar un centro pasado sobre el arco de Arias, donde cuatro defensores no pudieron marcar a Galarza y a Tarragona, quien finalmente recibe a espaldas de Elordi y la cruza convirtiendo el segundo gol.

 

Daba bronca ver la triste imagen de un equipo desorientado, sin saber qué hacer  y el único recurso fue enviar a tres titulares a la cancha para ver si podían cambiar la historia (Adrián Martinez por Roger, Salas por Carbonero y Nardoni por Zuculini) pero cuando no hay convicción nada se modifica y siguió teniendo los mismos problemas ante un Talleres que jugaba como si estuviera con once, cada vez más seguro, confiado y  matándose en cada pelota, ante este Racing que mostraba tanto a jugadores como a su cuerpo técnico, perdidos y confundidos.

Y cerca de los treinta minutos Costas sorprende haciendo debutar al chico Matías Acevedo, extrañamente en un momento difícil porque el equipo no estaba como para darle el respaldo necesario y transmitirle confianza a un chico de 16 años (quien seguramente estará feliz por haber debutado con la camiseta que ama), pero bueno ahora ya lo puso, por lo tanto espero que cumpla con su palabra y no lo baje más a reserva.

El jueves no será un día más porque el partido va a ser determinante en muchos aspectos de la vida de Racing, por lo que desde este humilde lugar les pido a los jugadores que cambien la cara, que muestren que tienen orgullo personal, dignidad y respeto por vestir la camiseta y por defender su escudo, como profesionales que son, entendiendo que cuanto mejor hagan su trabajo el club gana prestigio pero ellos también porque se valorizan, por eso entreguen todo, el resto lo hacen los hinchas, quienes con su indeclinable aliento respaldarán su esfuerzo para dar vuelta el resultado y pasar a semifinales.

Vamos Racing carajo!

Hasta pronto.