Para el plantel de Racing no era sencillo volver tan rápido al ruedo frente a su gente, después de haber sufrido dos derrotas que lo dejaron afuera de los dos primeros objetivos del año.
Es decir sin un tiempo prudencial que quizás le
hubiera permitido digerir más tranquilos los golpes recibidos cuando todo
estaba previsto como para salir airosos, por lo que el partido frente a Huracán
iba a mostrar como estaba la cabeza para superar el difícil trance.
Y una de las primeras observaciones fue que Racing,
quizás sorprendido por como encaró el partido Huracán, que en lugar de esperar salió
a presionarlo, no podía reencontrarse con su juego y entonces ansioso y hasta
con un normal nerviosismo se volvió errático.
Pero a partir de los 20 minutos fue posicionándose mejor
a través de los movimientos y cambios posicionales de Miranda, que buscaba
romper líneas y llegar al fondo asociándose con Mura y Piovi, este último y con
todo el respeto que me merece Mena, creo que toma mejores decisiones a la hora
de atacar, como lo hizo a los 24 minutos cuando con su centro pasado le da a
Chancalay la posibilidad de concretar el gol pero este desvía su bolea…o cuando
después un remate suyo encuentra la cabeza de Cardona pero la pelota da en el
travesaño.
El partido era trabado, con muchas infracciones
donde sobresalía como siempre las disputas de un Copetti cada vez más
importante con Merolla y Cía. y sin ser brillante Racing seguía presionando a
Huracán, con un Cardona siempre cadencioso pero esta vez con más confianza y más
activo y con un Miranda incansable que seguía creciendo con gran ritmo en su
juego como en la acción donde presiona a Ibáñez cerca del área le roba la
pelota y al tratar de ingresar a la misma, el jugador del globo le comete infracción,
segunda amonestación que le cuesta la expulsión.
El segundo tiempo presentaba a Racing con un hombre
más y a un Huracán que salio a pelear el partido a pesar de tener el hombre de
menos, pero dejando espacios para el contragolpe académico.
En uno de ellos Miranda, de un ida y vuelta
envidiable, recibe un rechazo de córner en el área racinguista y termina recibiendo
de Cardona en el área rival, pero su remate débil va a las manos de Chávez y
dos minutos más tarde un gran remate de Piovi es rechazado por Chávez, rebote que
toma Chancalay pero su disparo otra vez es desviado por el arquero rival, aunque
minutos después tendrá la gran oportunidad de abrir el marcador cuando ejecuta un
tiro libre desde la izquierda, que se introduce en el arco del globo sin que
nadie la toque.
Uno a cero y daba como para ampliar la ventaja, que
se pudo lograr a través de Alcaraz, después con Mura y nuevamente Chancalay, pero
no se pudieron concretar las situaciones.
Racing intentaba desgastar a su rival haciendo
correr la pelota, pero me la sensación que ese toque por momentos se vuelve
excesivo, sobre todo entre los que componen la línea de fondo y a veces termina
en un error que puede costarle caro, especialmente cuando solo hay un gol de ventaja.
Pero los espacios seguían dando chances como la que
tuvo Cardona pero su disparo es desviado por Chávez y como la que finalmente le
permite llegar al segundo gol cuando casi sobre la hora Fabricio Domínguez
lanza un centro que es mal rechazado, la busca Correa que cabecea para “Copetti,
-que a esta altura por lo que provoca, lucha y defiende, me atrevo a llamarlo “corazón
de león”-, quien pone el cuerpo, la aguanta y gira para finalmente habilita de
excelente manera a Jonathan Gómez sobre la izquierda, quien de cabeza convierte
el tanto que definitivamente cierra el partido.
Racing necesitaba
ganar para tranquilizar la mente, para
volver a confiar en ellos mismos, para recuperar la autoestima y para volver a reencontrase
con la idea.
Pero también debe servir para entender que hay que
encontrar la manera de darle un mejor final a lo que genera y para lograrlo,
además de que quienes hoy están traten de ir superándose en ese aspecto, se deben
incorporar algunos refuerzos que le aporten mayor jerarquía al equipo,
especialmente en la ofensiva, jugadores que puedan darle lo que le está
faltando, para coronar con éxito todo lo que el equipo produce.
Hasta pronto.