Racing volvió a conseguir un triunfo que lo vuelve a ubicar dentro de los equipos que clasifican a la Copa Sudamericana, pero esto no disimula el pobre presente futbolístico que viene atravesando el equipo.
Un Racing que transita desde hace tiempo un alto
grado de confusión, el que alcanzó a Gago y lo llevó a cambiar su idea troncal
respecto a la forma en que él concibe el juego, entregándose a la necesidad
imperiosa de ganar un partido “como sea” y apelando a cambios imaginados más
para un equipo que está peleando el descenso, que para uno que, como grande que
es, tendría que estar luchando por la gloria.
Es cierto que se dan infortunios no esperados, como
la grave lesión de Gabriel Arias, que estará ausente por más de seis meses, y a quien le deseamos una pronta recuperación, fatalidad
que siguió golpeando a un plantel con pocas fuerzas anímicas y que por carencias
individuales y por algunas decisiones erróneas del técnico, no responde futbolísticamente.
El equipo sigue sin tener claro lo que hay que hacer
o quizás no responden a lo que transmite el técnico, que a mi gusto sigue utilizando un medio campo
descompensado, donde extrañamente ha quedado fuera Miranda que
había vuelto mejor físicamente, con más ritmo (ni siquiera entró el segundo
tiempo cuando Racing no la podía agarrar ni con la mano) y que debería hacer
dupla con Moreno, en lugar de un Mauricio Martínez que acumula flojos
rendimientos y una ofensiva que no llega a incomodar a ninguna defensa, salvo
cuando interviene Lisandro López, en los pocas jugadas de ataque que genera, donde
se sigue insistiendo con Copetti y/o Correa que no aportan nada, dejando en el
banco a un jugador como Cvitanich.
Debo rescatar en el día de ayer, la actitud del
equipo para sobreponerse a un grosero error de Chila Gómez, que derivó en el tanto
de Lanús (donde había offside de Sand al partir el centro), un tipo de gol que
normalmente lleva al equipo a desconectarse mentalmente, pero por suerte en
cinco minutos encontró el empate cuando un taco de Sigali le llega a “Licha”
quien con un cabezazo marca el primer gol y apenas minutos después el “Oso” remata
al recibir un rechazo de la defensa granate y logra el segundo gol, para
retirarse con un triunfo en un primer tiempo que había comenzado esquivo y que había
sido parejo, porque ninguno de los dos mostró demasiado.
Pero el segundo tiempo llegan cambios que en lugar
de buscar una mayor tenencia de pelota, tuvieron como destino reforzar una defensa
que prácticamente no salía del área y sufría ante los centros cruzados, donde “Chila”
que mostró algunas vacilaciones, tapó muy bien un par de situaciones difíciles
(ante López y Acosta).
Racing sufrió
esa segunda etapa de una manera insólita, corriendo sin ton ni son detrás de la
pelota que manejaba Lanús cada vez con más comodidad y las pocas veces que la tenía
en sus pies la perdía rápidamente, salvo cuando Alcaraz, que ha mejorado
notablemente, a través de su habilidad generaba algo interesante, el resto solo la revoleaba para un Copetti que
nunca no pudo sacarle provecho a las pocas que le llegaron y un Correa que muestra
cada vez menos virtudes, transformando en un capricho su justificación en el
primer equipo
Racing no llegaba pero en el desorden y los espacios
que dejaba Lanús en su afán de ir a buscar el empate, Racing logra un aislado tiro
libre faltando tres minutos y Alcaraz vuelve a patear un tiro libre (en el
primer tiempo había ejecutado uno que pegó en el palo) y concreta el tercer gol
(similar al que le convirtió a Colón) que termina por definir el encuentro.
Fue el
triunfo de la necesidad en una preocupante realidad, porque aun entendiendo que había
que ganar, la desesperación que muestra el equipo no permite pensar ni jugar bien y eso pasa a ser una lotería mas que una idea, por lo que hay que
intentar encontrar la forma de hacerlo mejor con jugadores que además de poner
ganas, puedan aportar experiencia en situaciones ardientes y decisivas como las
que hoy vive Racing.
Ojalá podamos entrar a la Sudamericana, pero en el
caso de lograrlo hay mucho que cambiar para realmente poder hacer un papel
digno y que no solo sea por el mero hecho de participar “económicamente”.
Finalmente y como “hincha” me entristece que Lisandro
López haya expresado que serán sus dos últimos encuentros con la camiseta de Racing,
(no creo que vaya a jugar a otro equipo de la Argentina si decide hacerlo) porque
el vacío será muy grande y si bien hoy el plantel cuenta con algunos integrantes
que podrían ocupar su lugar de liderazgo llámense Arias, Sigali, Pillud o
Cvitanich, ninguno posee raíces racinguistas por lo que posiblemente debamos esperar algunos años
hasta que por ejemplo, Rodrigo De Paul, decida volver a jugar en Racing.
Hasta pronto.