Estoy seguro que todos pensábamos que frente a River íbamos a perder, porque si nos sucedió con mejores equipos, era bastante lógico que pasara con el que nos está representando ahora, pero no de esta forma tan vergonzosa, tan dolorosa.
Pero fundamentalmente no por lo que realizó River, sino por lo que NO hizo
este Racing que fue un espanto y que sin rebeldía ni amor propio, se fue entregando
mansamente a su rival, mirando como se lucía ante ellos.
Pero esto no es casualidad, es la consecuencia de un
Racing Club que poco a poco se va convirtiendo en la imagen
de la decadencia, porque deportivamente fue dando pasos equivocados, que lo
llevaron a perder sus valores y a dejar de lado la importancia de ir por la
grandeza como institución, que hasta hace unos años tuvo al alcance de su mano.
Se sigue afirmando que Racing tiene un plantel
competitivo, pero que la cruda realidad marca que de ninguna manera es así,
porque si bien se llegó una final de torneo, el rendimiento ya arrastró a dos cuerpos
técnicos y tiene en aguas turbulentas a un tercero, por lo que, lo que está por
venir, asusta y preocupa, ya que todas las señales indican que el tobogán al que
está subido parece no tener fin.
Recordaba que Gago en una de sus declaraciones dijo "Nosotros
tenemos que contagiar a la gente con nuestro juego”, una hermosa frase de difícil
concreción si sigue apelando a jugadores que no condicen con la misma, para que
esa expresión se haga efectiva.
Un Gago que a través de la propuesta de anoche, mostró
dudas e incertidumbre al presentar un planteo que parecía más una improvisación
que algo ensayado y con cambios que llamaban la atención como el de Pillud como
stopper, (cuando lo podría haber hecho Cáceres), Moreno reemplazando a Miranda,
(debieron jugar juntos) y Lisandro López en el banco (su sola presencia es más importante
que la de Correa, Chancalay o Copetti).
Y lo que tuvo que pasar pasó, porque después de un fugaz
intento de presionar a River, donde Copetti tuvo la posibilidad de hacer un
gol, todo duró hasta que el local se acomodó en el campo y a partir de ahí Racing
comenzó a perder en todos los sectores, especialmente sobre la zona de Prado,
donde Rojas hacía estragos.
El medio campo era superado con facilidad y la
defensa ya no hacía pie ante los permanentes e intensos ataques riverplatenses y
todo comenzó a depender de la noche que tuviera Arias, que tapó un par de
pelotas difíciles, pero a los 30 minutos Pillud va al suelo y pierde ante Fernández
quien después habilita a Palavecino, que como siempre sorprende a todos los defensores
y al propio Arias, y concreta el primer gol.
El tanto en contra llevó a Gago a volver a su línea
de cuatro y para el comienzo del segundo tiempo envió a Lisandro por Chancalay,
a Miranda por Moreno y a Orban que venía sin jugar desde hace tiempo por
Fabricio Domínguez, pero todo se terminó de quebrar cuando a los 3 minutos llegó
el segundo gol y a partir de ese momento un Racing impotente en todo sentido, pasó
a ser un partenaire de un River que comenzaba a disfrutar de su mejor fiesta.
Un partido con una producción lamentable y un final
que ubicó a Gago en un estado de situación complicado, al que debe encontrarle solución
en los partidos que faltan para ver si puede remontar esta caída, sabiendo que
caso contrario y posiblemente sin Sudamericana, a pesar de las promesas su
permanencia en el cargo será un problema urticante para una CD que ya vive
cuestionada.
El ánimo de los hinchas está peligrosamente alterado
y el próximo lunes el estadio será una caldera, reclamando respuestas a un plantel
que no las viene dando, a un técnico que sigue sumando derrotas y a dirigentes
que deben responder muchas preguntas.