La de anoche era una gran oportunidad para transformarse en el líder del torneo, pero no fue la única vez que Racing no supo aprovecharla.
Esto no va en desmérito de Central Córdoba que con
mucha marca y esperándolo en su campo buscó contrarrestar a un Racing, que después
de un primer tiempo donde si bien le faltó claridad para construir una jugada
cerca del área (tuvo una sola chance de gol ), se presentó más dinámico, con mayor
tenencia y mejor circulación que en otros partidos; en la segunda parte se fue entregando
a la lucha que le propuso su rival, sabiendo que como pocas veces, estaba la
gran chance de lograr establecerse como único puntero.
Pero en ese segundo tiempo entró como relajado, sin
la actitud e intensidad de la primera etapa y eso lo llevó al desorden sobre
todo en el medio campo, donde ya no se recuperaba ni se tenía la pelota, frente
a un equipo santiagueño dio la sensación de estar más entero físicamente, que
ganó la mayoría de las pelotas divididas y que fue jugando mucho más cerca del
área racinguista.
El desconcierto pareció confundir también a Úbeda y
sus colaboradores, ya que los cambios no parecieron ser la solución para un
equipo, que en ese segundo tiempo, de la mitad de la cancha hacia adelante
todos aparecían como irresolutos, imprecisos, sin reacción y con aspectos de
cansados.
Por suerte la defensa siguió respondiendo con seguridad y solidez y
donde se destacaron Gabriel Arias, quien tapó en el primer tiempo una pelota
muy difícil, Sigali, (la figura para mi) y Prado, quien me causó una muy buena impresión
por su personalidad para marcar y su convicción para pasar a la ofensiva.
Es evidente que el problema está en el medio campo, donde
por ahora se insiste en no ubicar un volante central tradicional y se continua
apostando a Moreno (el que mejor está rindiendo) y a Miranda (que sigue sin levantar
su nivel) pero que cuando decaen físicamente
quedan grandes espacios a sus espaldas y por más que cuenten con la ayuda de Chancalay
y Lovera, el equipo queda por momentos muy abierto para las contras rivales.
Después me llamó la atención que con el bajo nivel
de Copetti, desorientado y con una alarmante falta de control no sea uno de los
primeros cambios aunque también me preocupa la liviandad de un Correa, que le
cuesta ir a pelear una pelota (si estaba lesionado hubiera puesto a Alcaraz), por
lo que quizás contra Boca podría cumplir
esa función Cvitanich, juegue o no “Licha” López y si no juega Lisandro, que en
su lugar lo haga Julián López o Martínez.
Mi reflexión es que el equipo presenta como dos formaciones,
a las que les cuesta amalgamarse por sus disimiles rendimientos, una es la defensiva
(que vienen jugando juntos hace años) y la
otra es la que componen el medio campo y la ofensiva.
Mientras la primera viene sosteniendo con
regularidad un buen nivel, la segunda muestra una inestabilidad constante en su
desempeño, por lo que es muy difícil que el equipo logre un equilibrio en todo
su conjunto.
El empate anímicamente fue un paso atrás, sobre todo
por la importante chance perdida, que nos sigue indicando que a este Racing cuando más fácil se le da, más difícil se
le hace, es decir lo alcanzable se le presenta como inaccesible, quizás falta
de convicción de muchos de sus jugadores o por aspectos emocionales que los llevan
a moverse en un mar de dudas.
Hasta pronto.