Es evidente que ya nada motiva a un plantel golpeado por diferentes situaciones y que por momentos muestran un desgano que irrita ya que da la sensación de que juegan casi por compromiso.
Saber que Beccacece no es quien decidirá sobre su
futuro no ayuda y por más que respeten
su voluntad de estar con ellos estos partidos, salvo algunos, la mayoría ha
perdido toda motivación.
El desánimo se ve en sus caras y eso es determinante
para un equipo que aunque ahora se le había presentado la oportunidad para
pelear la Sudamericana del 2022, sabía de antemano que no tenía reservas anímicas
para lograrlo, las había perdido antes de jugar en la Bombonera.
Es un fin de un ciclo que deja muchas dudas, porque el
equipo que fue de mayor a menor y que había comenzado con algunos logros
importantes, ( la clasificación a la Libertadores, el triunfo frente a Independiente,
etc) termina declinando en su juego,
incluso con resultados positivos como frente a Flamenco y primer encuentro
frente a Boca, lo que lo llevó a perder confianza y a sentirse cada vez más
inseguro de sí mismo, porque por más que habían conseguido buenos resultados, en
el fondo sabían que eso era efímero, no tenía sustento alguno que lo
respaldara.
Y la respuesta de alguna manera la expresan las actuaciones
de Arias y Lisandro, extremos de un
equipo disfuncional, quienes “sufren” las consecuencias de un Racing al que
le llegan mucho, pero llega poco y mientras convierte en figura a su arquero, transforma
a su delantero en un ausente goleador, llevándolo más a luchar que a convertir.
Ambos son víctimas de un mismo problema y es que el equipo
no viene funcionando bien con el agravante de que parece haber bajado los
brazos, algo que pudimos observar en el encuentro de ayer en Santiago del Estero,
donde la falta de compromiso se veía en cada situación de juego, donde los
jugadores parecían estar con la cabeza en otro lado y solo Arias sobresalía por
su concentración y seguridad.
Una defensa fácilmente superada y un medio campo
anodino, volvió a constituir a Gabriel Arias en una figura descollante, para
que Racing con apenas un par de pinceladas individuales, lograra rescatar un
empate.
Racing se muestra como un equipo endeble, al que
todos se le animan, al que le convierten rápidamente, algo a lo que no estábamos
acostumbrados, incluso de local, donde supo hacerse fuerte desde hace muchos
años y ese sentimiento de inseguridad se traslada a nosotros los hinchas cada
vez que no disponemos a ver un partido de nuestra querida Academia.
Ojala podamos volver a ver un Racing que nos vuelva
a dar esa hermosa sensación de que siempre va a ganar.
Hasta pronto.