Por los dos títulos en un año y por darle a este
Racing una identidad de juego ofensivo que hacía mucho tiempo no tenía.
Si últimamente fui crítico con el juego y la
producción del equipo, es porque, con todo respeto, de alguna manera usted fue
el “culpable” de esa reacción negativa, porque a través de un año y medio nos ilusionó
a todos los racinguistas con un equipo que mostraba intensidad, recuperación rápida y la tenencia
con circulación y movilidad, en pos de una gran ambición ofensiva, que nos permitió
soñar con el triunfo partido a partido para finalmente darnos la máxima alegría,
la Copa de la Superliga.
Pero cuando después del campeonato logrado, entre la
lógica relajación y el recambio de jugadores, el equipo se desdibujó y cayó sensiblemente
su rendimiento, a mi como seguramente muchos hinchas, nos ganó la impaciencia y
la ansiedad, porque no podíamos entender ese bajón futbolístico que hizo de ese
Racing admirado, un equipo previsible, lento y casi sin ideas, por lo que no quedó
otro camino que empezar a pensar que había otros factores que lo llevaron a dar
esa frágil imagen.
Con el tiempo se supo lo de su salida con las idas y
vueltas del caso, lo que sumado a que el
equipo no jugaba bien, aunque se sostenía en el grupo cercano a la punta,
conformaron un combo peligroso, que no
nos permitía ser tan optimistas de frente a esta final de la Copa de Campeones
de la Superliga ante Tigre, porque lo acontecido podía afectar al grupo ante un
partido tan importante como fue el de anoche.
Pero sin dudas, el partido de ayer se convertía en
la gran oportunidad para decirnos que nada estaba perdido y por suerte los
hinchas pudimos encontrarnos con un Racing que de a poco, se fue identificando con
aquel campeón.
El partido era una obligada y exigía responsabilidad
y actitud por sobre todas las cosas, las que por suerte pudimos apreciar sumado al crecimiento del juego, que hizo que el equipo en general tuviera
un muy buen nivel, con algunos puntos altos como Arias, Domínguez, Donatti, Marcelo
Díaz y Cvitanich y con destacados como Montoya y Rojas, ahora si en una versión
más cercana a lo que los llevó a contratarlos y que fueron factores fundamentales
en la concreción de los tantos, quienes junto con Cristaldo conformaron el trío que generó las dos jugadas de los dos
golazos,
Es decir esta vez todos estuvieron a la altura para
lograr el triunfo que llevó a Racing a conseguir la Copa de Campeones de la
Superliga, un nuevo título, que nos llena de alegría a todos los hinchas, quienes
finalmente pudimos comprobar como Coudet
convirtió la Copa del adiós, en la Copa
del hasta pronto.
Hasta pronto.