Después de la pobre actuación en la Copa de la
Superliga esperaba que con la pretemporada el plantel podía volver a recuperar las
condiciones físicas y mentales que le permitieron tener un gran nivel de juego en
el campeonato logrado, pero lamentablemente no fue así, porque en su debut
quedo fuera de la Copa Argentina y a partir de allí Coudet nunca pudo encontrarle
la vuelta al equipo para que juegue y rinda como el anterior, si bien es cierto
que con esos altibajos y todo, consiguió muy buenos resultados.
Por lo menos desde mi punto de vista, veo un equipo,
que aun estando en una buena posición en la tabla, muestra signos de estar como
“gastado” mentalmente, es decir como que
no puede pensar con claridad y esa falta de ideas produce sin dudas tensión, desorientación
y pérdida de confianza, volviéndolo impreciso, inseguro y concentrado, lo que
lo obliga a realizar mayores esfuerzos para compensar esa carencias, llevándolo
como consecuencia un presuroso agotamiento físico.
Con todo respeto, se me ocurre pensar que tiene que
haber otras causas y que todas desembocan en el mismo punto neurálgico, donde están
involucrados tanto jugadores como técnico y según mi opinión esa razones pueden
ser, la pronunciada baja en jugadores de experiencia que fueron clave en el
campeonato anterior con años y lesiones encima que le están pasando factura, un
cambio casi completo del medio campo con incorporaciones que por ahora no mueven
el amperímetro, sumado las lesiones de Solari y del “Pulpo” González, el problema
del dólar en algunos contratos y por último el tema de Coudet y su salida, que seguramente
agregó más incertidumbre en el plantel.
Como
cada uno siente y vive la vida a su manera, es muy probable que con este combo que
se puedan perder cierto grado de estímulos motivacionales, algo fundamental para
que todos tengan el necesario incentivo que les permita llevar adelante un
trabajo con disposición.
Y el
“Chacho”, que dice que no se va por dinero, pero que no aclara porque su ciclo
está cumplido, puede que al no encontrar
en sus jugadores las respuestas que imaginaba también haya sido alcanzado por
ese mismo inconveniente y al ver que era difícil alcanzar los objetivos
deseados la solución pasaría por tener que desafectar del plantel a jugadores
que lo llevaron al éxito, situación que iba a rozar más la relación humana que la
profesional.
Y así anoche con Talleres pudimos volver a observar
como este Racing “casi milagroso” por los resultados que va obteniendo (solo perdió
un partido) sigue sin tener una actuación decorosa, donde por momentos se lo ve
desarticulado (especialmente en el primer tiempo), con esa sensación de que están
en otra cosa, con jugadores expertos que hacen cosas infantiles como Pillud,
que parece tener vergüenza de tirarla afuera y permite que llegue el segundo
gol de los cordobeses o como en el
primero de los goles le da ventaja a Fragapane, que además, extrañamente dejó
clavado a Domínguez y a Donatti que a destiempo al suelo y queda también
pagando.
Reconozco que el jugador de Talleres hizo una
extraordinaria jugada, pero tres jugadores con años en sus espaldas desairados
es demasiado.
También llama la atención lo de Arias que venía
haciendo las cosas bien, pero toma esas decisiones de salir a cualquier lado,
como en el tercer gol local.
Por suerte adelante Reniero tiene un aceptable
rendimiento y estuvo muy bien en el primer gol académico donde cuerpea
perfectamente a los centrales y habilita a Rojas para que después de un
enganche de zurda, con la derecha la clave en el segundo palo.
Zaracho, con un desvió afortunado, concreta el
segundo, luego que el arquero rechaza un buen disparo de Pillud y finalmente
Cristaldo logra el empate al recibir en el centro del área una pelota cabeceada
por Lisandro López.
El medio de la cancha sin respuestas, salvo algunos
momentos de Matías Rojas en la primera mitad del encuentro, pero Díaz esta
lento y vive lesionado, el nivel de Montoya es realmente bajo y lo de Zaracho
no pasa de regular, por lo que creo que Barbona y Martínez podrían ocupar un
lugar en esa zona.
Emulando y aplicando a este momento de Racing la frase "Estamos mal, pero vamos bien" que popularizó el ex presidente Carlos Menem, podríamos decir que estamos mal en el juego, pero vamos bien en la tabla, por lo que esperemos
siga ganando aunque no lo merezca, a ver si para el 2020 el técnico que llegue
pueda volver a darle al equipo, una línea de juego y la categoría que un grande
como el nuestro se merece.
De aquí hasta fin de año, poco importan las palabras
de los jugadores y del técnico, solo resta alentarlos para ver si nuestro querido
Racing puede finalizar bien arriba o muy cerca y con una copa más el 14 de
diciembre.
Hasta pronto.