Jugar con la presión de que Defensa y Justicia, que pelea por la punta del torneo, ya había ganado su partido y sabiendo que todos los que vienen detrás, sus hinchas y la mayoría del periodismo extrapartidario, esperaban que Godoy Cruz le gane a un Racing, que si bien había jugado un partido aceptable con Corinthians, debía demostrar ante sus hinchas que estaba entero mentalmente.
Y en un Cilindro colmado de hinchas se dio lo que no
debe quebrarse nunca, la conjunción de esfuerzos
mentales entre el equipo y la hinchada, con el equipo plasmando en la cancha un
juego como hacía mucho no veía y los hinchas apoyando y alentando a más no
poder desde el primer minuto hasta el final.
Esa reciprocidad entre lo que ofrecen los jugadores
en la cancha y el aliento incondicional de sus hinchas es lo que por ejemplo,
llevó al equipo de José a ser lo que fue, esa fuerza para vencer a todo lo que
se presenta por delante para lograr sus objetivos, la energía que le permite
sobreponerse rápidamente de algún tropiezo.
El triunfo de anoche mostró a un Racing que jugó con
espíritu de campeón, con un primer tiempo brillante que debió haber finalizado
por más de dos goles de diferencia, aun aceptando que Arias tapó un par de pelotas importantes, porque fue tan
avasallante el dominio y las situaciones, (donde hubo dos penales no cobrados),
que el dos a cero no marcó la real supremacía.
Y aunque el segundo tiempo se esperaba una reacción
del equipo mendocino, Racing por cansancio y quizás cierta relajación, dejó que
creciera un poco, por supuesto con cierto riesgo, pero se podía ver que en cualquier contra podía aumentar ya que
el rival había dejado muchos espacios atrás.
Y así fue, porque después que Zaracho convierte el
tercero, el partido pasó a ser todo de Racing, quien a través de su tenencia desdibujo
totalmente al Tomba hasta el final del encuentro.
En mi opinión, también debo decir que fue el partido
de la recuperación para jugadores muy cuestionados como Cardozo que logró
conectarnos otra vez con aquel de los primeros partidos, por su movilidad, sus
asistencias y su inteligencia, y Soto, que creo jugó su mejor partido desde que
está en Racing, porque solucionó problemas en el área y porque se mostró
siempre como salida y en ataque lo hizo con claridad.
Además junto al trabajo de Cardozo, hay que destacar
y mucho el de Zaracho, que fue de lo mejor, por su juego de desdoble y los goles
que se le venían negando, quien junto a la categoría y la excelencia de Marcelo
Díaz y el buen trabajo de “Pol” Fernández, que necesitaba una actuación
importante como la de ayer, se convirtieron en los generadores del juego y el
manejo del ritmo del equipo.
Por su parte la defensa, además del referido Soto,
con un Arias que volvió a ratificar lo muy buen arquero que es, con un
incansable Saravia y sus llegadas impecables, que quizás debería finalizar
mejor, con un Sigali y un Donatti que le dan seguridad al fondo, aunque a veces los sorprende alguna pelota larga por jugar en línea
cuando Racing sale a presionar.
Adelante Cvitanich, también de gran tarea, va
demostrando en cada partido su capacidad y su serenidad para decidir en
situaciones apremiantes, entendiéndose de muy buena manera con Lisandro, que de
haber estado más fino, además de ese gran gol que logra por un pase de Darío, que
pareció tener ojos en la nuca, pudo haber concretado algunas situaciones
importantes.
Fue importante el cambio de Sigali, por lo que
comentó Coudet sobre la amarilla, a quien reemplazó Domínguez que sigue
demostrando su adaptación al puesto de central y también se entregaron a fondo
Cristaldo y el chico López en el tiempo que estuvieron en cancha.
Ahora viene otro escollo más, uno de esos partidos de
quiebre anímico por ser el clásico rival de toda la vida, un encuentro donde el
equipo debe mantener ese espíritu de superación, que involucra luchar de forma
decidida por aquello tan deseado, sabiendo que aunque no vea a sus hinchas en
las tribunas, todos estaremos allí junto a ellos transmitiéndoles nuestro apoyo
y la fuerza mental necesaria, para lograr continuar en la senda triunfal rumbo
al campeonato.
Hasta pronto.