Bueno, jugar es un decir, simplemente
trató de luchar para no perder el partido, frente a un River que siempre
intentó ganarlo, aunque en el primer tiempo realmente no había hecho demasiado,
pero había tenido un par de oportunidades, que a no ser por Arias hubiera
abierto antes el marcador.
Hasta que llegó el tiro libre fatal para
un equipo frágil de la cabeza, que convierte Quintero clavándola en un ángulo,
al casi igual que lo hizo Rubén Capria en aquel recordado gol a Chilavert, y a
partir de ese momento, el poco resto anímico que tenía fue desapareciendo hasta
el final del partido.
Prácticamente sin tener alguna situación
de gol, sin molestar a un Armani que no le permitió a Coudet hablar de él,
Racing se fue derrumbando en la cancha, corriendo sin ton ni son y perdiendo la
mayoría de las pelotas que recuperaba, simplemente porque nadie se mostraba, porque
todos la perdían cuando jugaban la individual y porque ninguno pudo hacer la diferencia,
para por lo menos pensar que tenía alguna posibilidad de descontar.
Por supuesto que el gol en contra de
Donatti fue lapidario en todo sentido, pero se podía ver que cualquier pelota
larga sobre la espalda de Saravia, cabeceada o no por Pratto, era una ocasión
especial para un Borré que con su velocidad desorientaba a la defensa
racinguista.
Desde mi punto de vista y solo como
hincha, creo que el equipo careció de confianza y fue muy respetuoso de su
rival, es decir no se animó por las razones que sean, a decir aquí estoy yo,
soy el candidato a campeón y casi con seguridad esto pasa porque pareciera que
la historia le sigue ganando al presente, cualquiera sea y si no logra sacarse
esa idea de la cabeza, ganarle a River en su cancha le va a costar cada vez
más.
Escuché a Coudet decir entre otras cosas:
“No puedo generar en mis jugadores lo que pretendo y que se ejecute el partido
de la manera que lo preparamos”.
Este mea culpa asumiendo la
responsabilidad, es clásico en las declaraciones de un técnico que pierde de
esta manera, pero hay algo que siempre se puede leer entre líneas y es que no
se entiende como después de un largo tiempo de trabajo los jugadores no pueden
interpretar y ejecutar lo que él prepara.
Esa falencia posiblemente sea lo más
importante a corregir porque puede ser determinante para el futuro, sabiendo
que cuando la cabeza no funciona, el
cuerpo no responde.
Sabemos que por un partido no se puede ser
tan extremista ni lapidario, pensando que su prédica en todo el torneo ha sido
en vano, pero hay que fortalecer ciertos aspectos que posiblemente pasen más
por la mente que por lo táctico y estratégico, porque duele y mucho esta
derrota frente al mismo rival y en el mismo escenario.
Y como si eso fuera poco, se sumó la
actitud de rebeldía de Centurión, a quien parece que tampoco le funcionó la
cabeza, cuando a la vista de todos tiene una acción reprochable para con el
“Chacho”, lo que suma un inconveniente más en un día negro para el plantel.
Obviamente no avalo esta acción, que
no le hace bien al grupo, pero no niego que como hincha siempre dije que
Centurión es muy importante para el equipo, por eso escribí en twitter y vuelvo
a repetir que este, podía ser el partido
para que vuelva a ser aquel que todos esperamos, porque tenía dos motivos, uno
como profesional de Racing y otro por ser hincha de Boca, aunque nos duela.
Ahora, como Coudet está todos los días
con el plantel, hay que respetar sus decisiones, como por ejemplo la de ubicar
a Cardozo en su lugar, un jugador sin ritmo futbolístico por los pocos minutos que
está teniendo en cancha y el resultado se pudo ver en sus imprecisiones.
Como digo eso, también pienso que no es
justo señalar solo a Cardozo, porque hoy la verdad, salvo Arias, se hace
difícil rescatar un jugador que no haya estado muy por debajo de su nivel, lo
que se tradujo en un equipo que no supo tener la pelota, que daba todos los
pases mal y que perdía en lo individual por lo que podríamos decir que no se
salva ninguno.
Fue como ver a un Racing perturbado
mentalmente frente a un River liberado, quizás por la carga de responsabilidad con
la que convive desde que se posicionó como líder del torneo.
El equipo no sabía cómo avanzar, como
generar una jugada de peligro en ofensiva, viendo incluso, sobre todo en el
segundo tiempo, como corrían todos detrás de los rivales, sin encontrar
respuestas ante un equipo, que sin hacer un brillante juego se movía con
soltura.
Como hincha esperaba otra cosa y aun sabiendo
que con River nos cuesta, en este momento me imaginaba un equipo y un planteo
del golpe por golpe, provocando al rival, tratando de decirle aquí estamos, aunque
hubiera sido con una goleada en contra, porque al final de cuentas este
resultado, aún bajo en goles, personalmente me afecta mucho más por la falta de
reacción y de rebeldía, ante la adversidad.
Así y todo seguimos punteros, en soledad
o quizás con compañía, pero hay que seguir alentando, esperando que Coudet y
sus dirigidos puedan superar lo más rápido posible este mal momento y de esa
manera volver a recuperar la confianza, la convicción que le permita a Racing
retomar el juego intenso y seguro que supo mostrar hasta no hace mucho, para
volver rápidamente a la senda del triunfo.
Hasta pronto.