Estos partidos son lo que seguramente te ayudan a poder encontrar definitivamente
esos conceptos que aparecen solo por contados minutos, el juego, la solidez, la
confianza que le permite a los jugadores
confiar sobre todo en ellos mismos para ser más pensantes y más certeros a la
hora de tomar decisiones tanto en defensa como en ataque.
Racing tiene actitud, pero todo es apurado y entonces nunca se conjuga la
idea del ritmo de juego que debería imponer, como cuando va en ventaja y lo que
realmente sucede es que se termina todo mal para volver a empezar nuevamente,
lo que lleva a un gran desgaste mental y físico.
Es cierto que esta vez y sobre todo en el segundo tiempo, hubo intención de
hacer circular mejor la pelota, de hilvanar alguna jugada, pero lamentablemente
la mayoría de las veces se finalizan de mala manera y ese es otro de los
problemas a corregir, el último pase, el último toque, el centro a cualquier
lado, todo consecuencia de la misma causa, la falta de confianza y la ansiedad
desmedida.
En los últimos tiempos el equipo rosarino siempre nos complicó, más allá que
en Avellaneda, pero hoy por suerte se rompió con esa mala racha en la que Racing
no podía retirarse triunfante.
Newell’s Old Boys formó un bloque defensivo seguro y apostó a la velocidad
de su único delantero y la llegada de sus volantes, dejando que la pelota la
tuvieran los integrantes de la línea de fondo y cuando la recibía Oscar Romero
o Acuña, los tomaban entre varios y la recuperaban rápidamente, sobre todo en
la primera mitad, pero dos buenas pelotas, una del Pulpo y otra de Romero, le
permitieron a Bou reencontrarse con lo que más deseaba, el gol y además con dos
excelentes definiciones.
Y en la segunda parte, cuando Newell’s se abre en busca de del empate,
Racing con el resultado a favor comienza a encontrar los espacios que anhelaba
entre los volantes rosarinos y su línea de fondo, la que arriesgaba
constantemente tirando la posición adelantada, lo que le permitió a la Academia
contar con algunas situaciones que por apuro y por no pensar correctamente, terminan
desperdiciándose.
Romero y el Huevo Acuña, tuvieron más libertad pero no jugaron un partido a
la altura de lo que pueden dar, Aued mejoró su juego y el Pulpo González cumplió
una buena actuación, mientras adelante me gustó Licha López y el trabajo de la
Pantera Bou, que fue de menor a mayor con el valor agregado de su resurgir
goleador.
Esta vez los cambios mostraron más ambición eso es positivo.
Sobre Romero quiero decir que siempre está en el eje de la discusión y
aunque es cierto que reúne todas las condiciones para convertirse el conductor
del equipo, solo lo dejar ver en cuentagotas, como pasó hoy con el pase del
segundo gol y un par de pelotas que ubicó en el segundo tiempo, pero con eso
solo no alcanza para ser el abanderado de un equipo que está pidiendo a gritos un
conductor.
Racing volvió al triunfo con dos zarpazos de la “Pantera” pero en largos momentos su
juego transita entre inseguridades y ansiedades, aunque hoy esas dos perlas de Bou seguramente actuaron como ansiolíticos,
para que el plantel, los dirigentes y nosotros los hinchas, podamos enfrentar
lo que nos espera con mayor tranquilidad.
Pero debemos entender que una cosa es la necesidad de ganar y otra cosa es
la seguridad de saber que hacer para lograrlo y como ejemplo, ya que estamos
festejando el 49 aniversario del logro de la Copa del Mundo, que tuve la suerte
de presenciar en el Centenario de Montevideo, digo que a ese a ese “equipo de José”
lo íbamos a ver sabiendo que no iba a perder, una sensación que hoy me cuesta
encontrar.
Hasta pronto.