En la fría tarde-noche de Montevideo, Racing tuvo frente a Wanderes un primer tiempo donde después
de los primeros 20 minutos le faltó decisión para atacar al conjunto uruguayo que
mostraba cierta debilidad en su defensa.
Eso le privó a Racing de tener más oportunidades de gol, cosa que recién logró en
los últimos minutos de esa primera etapa, cuando tanto Cerro como Acuña
acompañaron más a Bou y Milito.
En defensa, Saja no tuvo muchos problemas y estuvo muy acertado al tapar el disparo de Bellini a los 41
minutos, mientras que lo mejor de la línea de fondo se vio sobre la zona izquierda, donde estuvo muy bien Grimi, pero se
lució Sánchez – muy sólido- quien controló bien al ” lungo” Bellini y que
además se ligó una inmerecida amarilla. Caso
contrario sucedió con la zona derecha donde Rodríguez lo tuvo a maltraer a
Pillud, mientras que a Alvarado se lo vió un poco inseguro.
En el medio, un buen partido de Cerro, con un Videla al que
lo vi más lento que otras veces.
Por los costados el día y la noche. Mientras Acuña realizó
una buena tarea, Romero fue su contrapartida, sin peso alguno y sin entrar
demasiado juego, llamaba a gritos su cambio.
Adelante poco de Milito y algún destello de Bou.
La segunda parte comenzó sin cambios, pero con una llamativa
flojedad en el juego, sobre todo cuando a los 9 minutos Pillud de mal partido vuelve
a fallar (se lo notó sin reacción ) y de allí arranca la jugada que termina con
el gol de Wanderes.
Golpe anímico para un Racing que no tenía respuestas
fundamentalmente en la ofensiva.
Y lo sintió, porque después de ese gol lo que se vió de
nuestra querida Academia fue muy malo, totalmente desdibujado, sin ideas y con cierto
desorden, algo que me llamó la atención.
Con las líneas muy separadas entre sí ante un rival que no
juega mal, pero que daba ventajas.
Realmente flojo el equipo que intentó con los cambios (
Nagüel por Romero y Brian Fernández por Milito) cambiar su imagen pero no
fue mucho lo que se logró frente a un rival que serenamente manejaba el
partido.
De cualquier forma Racing seguía apostando a los pelotazos que
no tenían ningún destinatario claro, con un Bou que tuvo uno de sus peores
partidos y con Acuña que bajó su rendimiento del primer tiempo y donde ya sin
fuerzas hasta para los tiros libres que no podía levantar.
Pero faltando 3 minutos Bou recibe sobre la derecha,
engancha y su centro le llega a Fernández en el centro del área quien convierte
de cabeza, un jugador a quien hemos criticado mucho por los goles que erra,
pero al que le hemos reconocido siempre que es el que le pone un poco de
pimienta al ataque cada vez que juega o le toca entrar.
El gol del empate cambió la mueca que nos dejó el equipo porque trajo alivio,
alegría y tranquilidad y además se lograba de alguna manera lo que se fue a buscar, pero que el árbol no nos impida
ver el bosque.
Una cosa es el gol, que le da a Racing la ventaja del gol de
visitante y otra cosa son los desaciertos que el equipo mostró, especialmente en
el segundo tiempo, donde se lo vio casi como resignado, quizás consecuencia de la
presión y la responsabilidad que invaden a muchos de estos jugadores el estar jugando
esta copa tan importante.
Más que un logro fue un milagro que nos permite ilusionarnos esperando
que en el Cilindro además de ganar el equipo pueda volver a dar aquella imagen de solidez y seguridad con
la que se consagró campeón.