Todo
pasa por la cabeza.
Por las
convicciones de cada uno, para enfrentar los desafíos que cada fin de semana
les impone el torneo.
Por eso
debe haber transparencia en el mensaje tanto del cuerpo técnico hacia los
jugadores, como del plantel a los responsables de guiarlos.
La
capacidad y sapiencia de quienes tienen la responsabilidad de dirigirlos debe
salir a relucir en cada movimiento, en cada ubicación con la seguridad de lo que cada uno puede dar y en que lugar de
la cancha puede hacerlo, y no solo mover piezas sabiendo que los jugadores con
tal de jugar nunca van a negarse a hacerlo aún sabiendo que no están
convencidos de rendir en esa posición.
De nada
sirve que se imponga una idea de juego si no están convencidos los jugadores de
la misma, por lo tanto debe haber cierto consenso entre las partes.
Como ejemplo y solo por haberlo
leído de las declaraciones de Regueiro, cuando Guillermo Barros Schelotto se hizo cargo de Lanús, el equipo perdió en los primeros partidos y los
jugadores –según confesó el ex jugador granate- fueron los que le dijeron que
había que cambiar la forma de jugar y allí el equipo comenzó la levantada.
Creo que
hoy, los jugadores de Racing, deben realizar una especie de “retiro”, un
encuentro donde solo ellos, sin cuerpo técnico ni dirigentes, deben analizar en
profundidad este momento, expresando con
sinceridad y valentía que es lo que sienten que debe cambiar para revertir esta
situación.
Si están
en desacuerdo por alguna otra cuestión que no sea futbolística, me parece que
debe salir a la luz, porque solo ellos pueden cambiar este momento.
No hay
milagros. Hay realidades que afrontar y sin convicción no hay salida.
Hasta pronto.