Respecto a la salida de Zubeldía y ante la imperiosa
necesidad de conseguir un técnico que lo reemplace, me puse a reflexionar sobre
esta situación donde siempre existe más confusión que claridad en lo que a
criterios a emplear para la elección se refiere.
Después de dedicar más de 50 años
de mi vida a la publicidad, pienso que los técnicos de fútbol, tienen de alguna
manera, semejanza con las agencias de publicidad
Mientras
una empresa busca una agencia publicidad que la convenza de que con ellos sus
productos se posicionarán mucho mejor de lo que se encuentran en ese momento,
en los clubes de fútbol tratan de seleccionar un técnico que los tranquilice y
los persuada de que con él y sus colaboradores, el equipo podrá lograr los objetivos
que ellos se han propuesto o han prometido.
Respetando
la tarea y el trabajo de ambos, seguramente avalados por sus trayectorias y sus
referencias exitosas en el mundo en que se mueven, muy pocas veces las empresas
y los clubes se detienen a revisar los fracasos de los postulantes.
Ante la
desesperación de haber perdido mercado y por ende categoría de todos sus
productos solo aspiran a escuchar a alguien que les transmita lo que quieren oír
y hay muchos que tienen una gran capacidad para convencer al prójimo.
Y en
ambos casos tanto, a los representantes de la empresa como a los responsables
de la CD de un
club, lo que le están vendiendo son
imágenes intangibles, que no se pueden tocar o palpar, solo imaginar.
Confiando
en que en ambos casos se trate de personas serias, honestas y que en forma
transparente se dedican a llevar a cabo ideas con las que se sienten
identificadas, jamás ninguno podrá firmar o asegurar éxito alguno.
Es
evidente que tanto técnicos como publicitarios dependen de algo fundamental: los
productos con que cuenta cada uno, y por más buenas ideas y creativos que sean
en sus trabajos si dichos productos no reúnen las condiciones de calidad para ubicarse entre los mejores, será
difícil encontrar a la brevedad el éxito esperado.
Lo que
quiero decir es que tanto publicitarios como directores técnicos son en su
esencia vendedores de ilusiones, a los que al principio se los acompaña
ciega y apasionadamente, confiando en ver plasmado a la brevedad lo que tanto se
desea, sin darnos cuenta que nada será posible de lograr si el producto no es el
que la gente demanda.
Hasta pronto.