Con los nervios “nerviosos”.
Racing es lo que somos nosotros, los hinchas. Un manojo de nervios.
Y eso siente en la cancha. En el campo de juego y en las tribunas.
Pero un triunfo alegra, calma, suaviza situaciones y afloja tensiones.
Aunque también debe servir para realizar con tranquilidad un análisis profundo.
Lanús esperó y preocupó a Racing a través de Ramirez y de Blanco tratando de entrarle por los costados, lo que consiguió por momentos ya nuestra defensa tuvo distracciones que pudieron costarnos caro. El fondo juega muy en línea y hacía agua por el lado de Cahais, aunque Fernández colaboró y mucho. Blanco ya lo sabemos es un excelente jugador y su gambeta complicaba a un Cáceres que no tuvo un buen encuentro.
Pero por suerte hemos recuperado a De Olivera quien tuvo una tarea excelente.
En el medio Yacob mantuvo su nivel y Lluy estuvo acertado en sus subidas por la derecha. Fernández se desdobló entre defensa y ataque, aunque por momentos su agresividad lo ciega un poco. Toranzo sigue intermitente y errante en sus remates al arco, al igual que Giovanni Moreno, quien también estuvo muy desacertado en sus disparos aunque hoy jugó en una posición de media punta que creo le queda más cómoda. Luguercio tuvo movimientos interesantes apareciendo más en el área –parecido a como jugaba con Llop- pero sigue desnudando su falta de definición.
Después del gol y tras la expulsión de Pelletieri, Racing buscó manejar el trámite y por momentos lo logró, pero no se sentía seguro. Después se desnaturalizó el encuentro por el descontrol de los jugadores de Lanús, que pudo haber tenido un resultado más abultado a favor de Racing, que se dedicó a tocar más y que no supo resolver las varias oportunidades que tuvo.
Pero bueno, se ganó y obviamente todo triunfo ayuda al equipo a tomar más confianza, mientras avanza en la búsqueda de las convicciones para sentirse como tal y para no tener que salir más a jugar un partido con los nervios “nerviosos”.
Hasta pronto.