Teníamos todo y no tenemos nada.
Al finalizar el torneo anterior se había logrado un milagro.
Caruso Lombardi había encontrado la fórmula que le permitió a Racing llegar a los 30 puntos.
Si a Merlo le hicieron una estatua por salir campeón, Caruso tenía ganada por lo menos la mitad, porque fue casi como ganar un campeonato.
Teníamos todo como para encarar el apertura con otras expectativas, pero algo sucedió camino del torneo.
Racing perdío en pocos días –por lo menos en mi opinión- tres elementos fundamentales que habían hecho de Racing un equipo respetado.
1. Liderazgo:
Evidentemente los jugadores Migliore y Sosa eran quienes alimentaban a diario el ánimo del plantel. Sosa era un jugador que no brillaba, pero poseía una gran personalidad y lo hacía casi imprescindible dentro del plantel. Migliore había demostrado también -superando situaciones difíciles- que era un jugador de aquellos que necesita todo equipo para afrontar los momentos más difíciles.
Muchos se preguntarán porque el “gringo” Heinze fue llamado para integrar la selección nacional por los cuatro últimos técnicos (Bielsa, Pekerman, Basile y Maradona). Seguramente es porque reúne otras condiciones que superan al buen jugador de fútbol.
Coincidíamos con un buen amigo mío, que hay jugadores que son “causa” y otros “consecuencia”. Es decir jugadores “consecuencia”son los que necesitan imperiosamente –sobre todo cuando el resultado es adverso- contagiarse de jugadores que son “causa” por que estos nunca van a darse por vencidos y transmiten esa fe inclaudicable hasta el último segundo de juego.
En los grandes equipos siempre los hubo.
Los grandes jugadores de calidad y talento, siempre necesitan de los jugadores que además posean gran temperamento, de esos que no bajan los brazos nunca aún perdiendo, los del grito justo, los de la pierna fuerte en el momento exacto.
Como ejemplos tenemos muchos: Racing del 66 tenía como jugadores “causa” a Martin, Perfumo, Basile, Díaz, Rulli…
El Boca de Bianchi a Ibarra, Bermudez, Samuel, Serna, Arruabarena…
El River de Labruna a Perfumo, Passarella, Merlo…
Y así podríamos revisar uno por uno los grandes equipos…
Lamentablemente hoy Racing no cuenta con jugadores “causa” lo que hace que el equipo caiga en grandes bajones anímicos que lo hacen aparecer como entregado apenas recibe un gol en contra.
2. Cambio de ritmo.
Racing al desprenderse de Zuculini, Shafer y Sosa además de perder si se quiere los jugadores ( junto con Migliore ) que eran “causa” se volvió un equipo lento, irresoluto, pasivo.
Ellos comprometían al resto del equipo a jugar con otra dinámica, quizás sin hacerlo del todo bien, pero siempre obligando a más.
Racing no tenía los jugadores para mostrar un buen juego, pero había logrado suplantarlo con otras virtudes y de esa manera fue rescatando puntos.
3. Caruso Lombardi.
Para el torneo actual, Caruso sufrió la perdida de los jugadores que nombramos anteriormente y además una serie de lesiones de otros que podrían haber sido titulares desde el comienzo.
El tema de los refuerzos supongo que pasó por la confianza de los directivos hacia él y nadie en ese momento dudaba del “ojo clínico” del técnico para traer jugadores -de menor inversión- para cubrir los puestos de los jugadores vendidos y otros como refuerzo. A la vista de lo sucedido podríamos pensar que hubo errores en la elección - calidad de algunos y en la superposición de puestos- pero esto también atañe a la responsabilidad de la Comisión Directiva.
La disyuntiva de sobre quien debe elegir los jugadores para un club es un tema que alguna vez deberá ser tratado seriamente. Los técnicos duran muy poco, ya que dependen de los resultados mientras que los directivos
( en realidad el club ) pone el dinero para comprarlos.
A priori, debería ser el club el que elija los jugadores, obviamente escuchando sugerencias del técnico (Aquí es donde se podría incorporar la figura de un manager que debería ser un ex jugador de fútbol que posea la capacidad, inteligencia y transparencia, que el puesto requiere).
Volviendo a Caruso y dejando de lado el tema refuerzos, creo que él íntimamente – quizás por las razones particulares que después esgrimió-
no mostraba las mismas condiciones anímicas con las cuales afrontó el torneo anterior.
Si mal no recuerdo después de algunos amistosos realizados antes del inicio le escuché decir varias veces que “no veía bien al equipo”.
Pero además dejaba ver en muchas de sus apariciones televisivas, que sus expresiónes ya no mostraban la misma alegría del torneo anterior y posiblemente eso también lo sintió el plantel.
Esto lo digo porque cuando Caruso toma la conducción de Racing, a través de su simpatía y verborragia, fue absorviendo las presiones de un equipo que transitaba por la delgada línea que divide la promoción del descenso. Este personaje que acaparaba todas las cámaras y que realizaba sorteos, también le sumó a toda su alegría un duro trabajo, semana a semana, lo que permitió que el equipo pudiera resurgir, tomar confianza y llegar a un logro más que importante. A un milagro.
Pero algo se perdió. Algo pasó en su vida que le hizo perder todas esas cualidades. Quizás el estrés vivido en esa primera parte lo aflojó o posiblemente hayan sido los motivos personales que argumentó después, pero no era el mismo.
Racing cayó en un estado de deterioro del que costará mucho esfuerzo salir, y a todos los hinchas sólo nos queda alentar, alentar y alentar más que nunca, al mismo tiempo que rogar para que vuelva a producirse otro milagro.
Hasta pronto.